Enrique Martínez (León, 1959) es otra de las personas implicadas en el proyecto para traer el centro de innovación digital sobre “silver economy” a Zamora. En calidad de presidente de Segittur, la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas, este licenciado en Ciencias Políticas y Sociología aporta su amplio conocimiento sobre su sector y una visión muy definida acerca de la necesidad de compensar los desequilibrios territoriales. Como muchos otros expertos, también ha participado en el congreso sobre economía del envejecimiento que ha tenido lugar en Zamora esta misma semana.

-¿Eventos como el congreso sobre “silver economy” son útiles para que la provincia se posicione en los mercados?

-El único posicionamiento posible es el que mana del conocimiento. Si tú no tienes un mejor diagnóstico que los demás sobre cuáles son los problemas, difícilmente puedes llevar a cabo ninguna política. Las políticas públicas tienen que basarse en datos, y para tener éxito necesitas el consenso de los profesionales del sector en que eres una referencia. En definitiva, se trata de lograr que este tema sea asumido socialmente como algo que vamos a hacer; que seas una referencia entre la gente que trabaja en el sector y contar con un buen diagnóstico. Esa es la base. Por tanto, hacer un congreso en el que manifiestas tu voluntad política de construir el futuro de la provincia de una forma, en el que reúnes a los expertos y en el que llegas a la ciudadanía es más que correcto.

"La gente ha de tener los mismos derechos en un pueblo que en Madrid"

-La presencia de Segittur deja patente que el congreso y toda la estrategia "silver" van más allá de lo sanitario.

-Sí, claro. Eso sería muy reduccionista. Hay que tener en cuenta que el ciclo de vida se ha ampliado muchísimo. Por tanto, nuestra vida es muy distinta a la de hace algunos años. El otro día decía en el congreso sobre la "silver" que el 20% de los habitantes del barrio de Salamanca de Madrid, que es uno de los más envejecidos, tiene más de 80 años. Pues oiga, eso tiene un impacto en los patrones de consumo. Desde que ese hecho transforma la economía hay que ver que está cambiando la estructura de la demanda. Los mayores quieren unos servicios públicos distintos y las administraciones deberían reflexionar sobre si la cartera de servicios que en este momento tenemos, las oposiciones o el personal que reclutamos tiene algo que ver con las necesidades de una población que a lo mejor está yendo por otro lado. En el caso concreto del turismo, creo que hay que desestacionalizar y desconcentrar los visitantes de la costa. Para eso cuenta con muchísimo peso el turismo sénior. Tiene todo el sentido pensar que ese grupo, no solo a nivel nacional, va a ser muy importante de cara al futuro inmediato.

-¿Tener la materia prima de la población sénior en provincias como Zamora hace que sea más relevante e incluso más urgente abordar estas realidades desde sus diferentes perspectivas?

-Esto lleva siendo una urgencia mucho tiempo. En el congreso citábamos estos días una historia que me gusta mucho y en la que se cuenta que yendo por las Landas, en Francia, la carretera es tan recta y hay tan poco tráfico que parece imposible que pueda haber accidentes; pero sin embargo, precisamente por esa relajación del conductor, es donde más hay. Pues esto es lo mismo, hace mucho tiempo que vemos venir las luces del envejecimiento y de otros problemas, pero nunca acomodamos nuestra agenda a las cosas que están pasando ya. Hay que llamar a la acción y diseñar las políticas que necesitamos. En España, a la gente le gusta más estar en su casa que en las residencias, así que podemos aumentar los servicios que se prestan en el domicilio. Es mucho mejor hacer las cosas así y Zamora tiene la ocasión. Ahí puedes meter la industria tecnológica, las políticas públicas, los servicios que están detrás de esto... Luego está la oportunidad de formar profesionales o de definir modelos de intervención. Hay muchas posibilidades.

"Que haya quince ciudades que concentran la inversión genera dos países en uno"

-Desde el consorcio formado para la causa se insiste en la importancia que tendría la llegada del centro de innovación vinculado a la "silver economy". También se habla mucho de León y de las dificultades que entraña que dos provincias tan cercanas reciban el beneplácito de Europa en la misma convocatoria. ¿Qué posibilidades cree que tiene Zamora?

-Pienso que Zamora tiene muchas posibilidades, porque el proyecto es muy bueno. En lo referente a León, la ciberseguridad y el envejecimiento son dos necesidades complementarias y, según dicen los que saben de esto, no tienen por qué ser excluyentes. Ambas son prioridades y no tiene por qué considerarse que compiten entre sí.

-¿Puede hacerse ilusiones entonces una provincia que no suele recibir demasiado respaldo en este tipo de proyectos?

-Yo creo que el primer éxito es que un montón de personas se ha juntado para trabajar en torno a esto; todo el mundo ha felicitado al equipo técnico de la Diputación, ha valorado mucho las empresas que se han implicado en el consorcio... Yo creo que, con esa conjunción de talento y esa formulación del problema, si no sale esta vez saldrá en otra. Va a haber muchas oportunidades. Creo que construir talento y diagnóstico es un éxito en sí mismo. Estamos en condiciones de competir, porque el producto es muy bueno y, a partir de ahí, a ver qué pasa.

"Zamora tiene un proyecto muy serio"

“Hay muchas posibilidades de lograr el centro de innovación, porque el planteamiento es bueno”

-¿Qué aporta Segittur dentro de ese consorcio?

-Nosotros formamos parte de los organismos que contribuyen a definir las políticas públicas, y estamos apostando por el turismo de interior y la desestacionalización. Además, tenemos experiencia en atraer turistas sénior de Europa a España, y sabemos cómo funciona. Creo que hay que darle, con motivo de esta crisis y del envejecimiento, una vuelta a los planteamientos tradicionales de vacaciones para mayores. Antes, se concebían para gente que no había visto nunca la playa y ahora el mundo ha cambiado, todo el mundo ha hecho más cosas y hay que pensar si le damos una vuelta porque la realidad es distinta. El turismo puede jugar una parte muy importante. Esa reflexión nos lleva aquí.

-¿Qué le falta a Zamora para tener un atractivo mayor y atraer a esos colectivos?

-No es qué nos falta, es qué hemos hecho ya. Zamora ha lanzado un congreso, ha cogido el protagonismo de este debate y se ha puesto a trabajar muy en serio en esto. Se ha presentado un proyecto muy decente y muy profesional. Ahí estamos posicionados y Zamora debe asumir este proyecto colectivamente. Ahora, para atraer gente, hay que tener productos más ricos de los que se han puesto en marcha hasta ahora: tener un ecosistema en torno a esto. En la parte del turismo se trata de definir productos algo más ricos, complejizarlos y diseñar algo distinto. Se ha cambiado mucho en estos años y los factores de satisfacción de los mayores son diferentes.

-¿Hay que darle algo más al turista sénior?

-Tenemos que construir todos y tenemos que reinventar el turismo sénior para darle otra profundidad. Ahora hay ofertas más profesionales. Hay gente que quiere ver iglesias, consultar manuscritos o simplemente no pasar calor en verano. Habrá de todo. Basados en eso hemos construido productos turísticos y es una de las áreas a las que nos vamos a dedicar con muchísima intensidad.

"Se puede reinventar el turismo sénior y darle otra profundidad"

-¿Cómo se puede conseguir que la gente deje de querer ir a Mallorca para venir a Zamora?

-Ha habido un giro de aficiones y mucha gente está buscando otra presencia menos masificada, más personalizada; personas que piensan que las colas de los bufés o pelearse por un sitio en la playa no es lo mejor del mundo. Hay gente que en Benidorm ya está reclamando que vuelva a haber un sistema de control y entradas, que quieren esa experiencia más ordenada, en la que no tienes que pelearte por poner la sombrilla o hay caminos de subida y bajada al agua. Digo esto caricaturizándolo un poco, pero todo ha cambiado. Se ha descubierto lo natural, el aire libre, la cultura... Zamora lo tiene todo, pero tienes que concretar eso en la mente de los turistas, lograr un posicionamiento. Hacer congresos y tener la voluntad sirve para generar ese producto. La mera hostelería, estar aquí y pasee usted solo seguro que no basta.

-¿El incremento de la presencia mediática del concepto España Vacía colabora a atraer gente para Zamora?

-Hay que decir dos cosas: primero, que la España Vacía nunca estuvo muy llena; y segundo, que el conjunto de las políticas sensatas que pueden formularse para esto, y hay esfuerzos desde hace años, van por mirar hacia el mundo rural como algo más que un sitio donde se producen cereales. No puede ser que la gente no tenga servicios allí, ni conexión a internet. Si el teletrabajo se va a extender, como es seguro, yo necesito una conexión para estar allí, necesito que haya una farmacia, necesito que el médico funcione bien, necesito una serie de cosas, de infraestructuras de base que hay que tener. Sin eso, no tienes oferta. Hay que hacer un análisis muy crítico, y hay que implementar políticas económicas para tener un tejido complementario al sector primario.

"La vida ha cambiado mucho y los factores de satisfacción son diferentes"

-¿Toca impulsar, por fin, la igualdad territorial? 

-Tiene que haber servicios públicos iguales, porque la gente tiene que tener los mismos derechos en Madrid o en el medio rural. No tiene ningún sentido que haya gente que tenga un niño en Madrid, y la cama y la mesa de estudio no quepan en la habitación, cuando es un país donde uno mira desde un avión y ve más de un sitio para construir. Esa reflexión tiene que formar parte de la discusión. Es un debate que está muy estudiado en Francia y que se trató en el congreso que hizo La Opinión en febrero. Las situaciones que están articulando el mundo son la desindustrialización y la caída del medio rural. Al final, quince ciudades concentran la inversión, la población y las oportunidades y eso genera dos países en uno. Eso lleva a que la gente sienta que no forma parte del proyecto, porque uno funciona y se beneficia de la globalización y otra parte se queda al margen. Eso hay que revertirlo. Ignatieff hablaba en Canadá de la necesidad de llevar al país la geografía de las oportunidades. Que cualquier niño tuviera las mismas oportunidades sin que eso lo marcara el código postal. 

-¿Considera que se abre una ventana de oportunidad para Zamora en este sentido tras la pandemia?

-De todas las crisis sanitarias hemos salido con reformas importantes, también desde el punto de vista urbanístico y de distribución del espacio. Siempre han salido cosas positivas desde la óptica territorial, y creo que ahora también será así. Hay que tener en cuenta que el trayecto va a ser muy largo. De la gripe de 1918 sabemos que hay un proceso prolongado de impactos, miedos y esperanzas. Vamos a tener ocasión de reflexionar sobre qué cosas podríamos haber hecho mejor. También ahí habrá una oportunidad para decir que esto debe estar mejor repartido. Se pueden descentralizar competencias nacionales y generar un sector industrial nuevo donde no lo había. Nunca hemos tenido esa visión territorial y hay que tener claro que subiendo o bajando impuestos no vale. Esto es un poco más complicado. Nunca se ha hecho una política basada en que estamos en un territorio. Por ejemplo, es interesante ver cómo la agenda legislativa es muy similar en todas las comunidades autónomas.