El último vuelo de un alma libre

Imagen reciente del artista zamorano con su sobrina y su sobrino nieto. |

“En la actualidad puede haber gentes con mayor solvencia, pero antaño existían personajes que le daban un color a Zamora. Esa obsesión por el dinero…”. Julio Mostajo tenía el mal de la dispersión personal –reconocido por él mismo en una entrevista de 2007 en este diario–, pero sabía definir realidades a la perfección. Su corazón dejó de latir ayer, a los 96 años, en Madrid, donde residía desde hacia tiempo. Se va uno de esos “personajes” de la Zamora del siglo XX y con él, parte de ese color al que aludía.

Sin ser uno de los artistas más brillantes de su generación, Julio Mostajo fue esencial en una generación única de zamoranos. El escultor impulsó aquella mítica Escuela de Arte de San Ildefonso, donde se rodeó de amigos como Tomás Crespo, Higinio Vázquez, Alberto de la Torre, Antonio Pedrero o Ramón Abrantes. Precisamente fue ese valor, el de la amistad, el que dio origen a la exposición que, a modo de homenaje, organizaron sus más allegados hace ahora trece años: “Desde la amistad, a Julio Mostajo”.

Como escultor y restaurador participó en diferentes campos y dejó su firma en la recuperación de imágenes de la Semana Santa de Zamora, como el Cristo del Amparo de Olivares, en la década de los ochenta. Gran seguidor del maestro Haedo, Mostajo tenía además un fino oído para la música, que cultivó en los ensayos de la Coral, a la que, sin embargo, llegó a pertenecer.

“Soy un desastre”, confesaba. Mostajo tenía claro donde residían sus defectos. “Me ha apasionado todo, y eso me ha perdido”. Dejaba obras empezadas por ir a ensayar o a un concierto en Salamanca o Valladolid. Y por ahí se le escapaba el dinero. “Mi familia ha sido quien ha pagado todo”, reconocía.

Su polifacética y dilatada vida tuvo también un capítulo increíble en el mundo del cine, al que accedió de la mano de José Luis Viloria. En los rodajes se dejó impresionar por el “¡Corten, corten!”, mientras disfrutaba, a tan solo unos mejores, de actores como Sofía Loren, Charlton Heston, Sara Montiel o Francisco Rabal. De la estrella italiana sostenía que rehuyó un rodaje en Zamora… cuando se enteró que tenía que subir a las murallas.

A Mostajo también le dio tiempo a defenderse de quienes le atribuían una supuesta rivalidad con Ramón Abrantes. “Daba esa sensación, pero yo nunca tuve rivalidad con Ramón. Siempre conté con una gran amistad. Era un hombre del pueblo, como yo”. De nuevo, esa finura para definir las cosas. Y a pesar de estos llamativos avatares, a Mostajo le conocieron muchos zamoranos por su belén, el que montó en el salón de Caja España, en San Torcuato, durante más de 25 años. Su esfuerzo le valió el premio de la Federación Nacional de Belenistas. Incluso trazó los planos de una reproducción del monasterio de Moreruela… pero nunca se los presentó a Caja España. Le fascinaba todo al mismo tiempo y nunca quiso renunciar a nada.