La exposición “Tomás Salvador González, poesía visual” recopila un buen puñado de obras del zamorano que aúnan su faceta escritor y como artista plástico, creaciones sencillas y directas que no dejan indiferente al público que se acerca a la Biblioteca Pública del Estado, inaugurada ayer con la presencia de su organizador, Luis Marigómez, escritor y amigo. En ciernes, el estreno de un documental en la Seminci de Valladolid sobre el zamorano.

–¿Cómo nace esta singular muestra?

–A finales de los 80, hace ya 40 años, Tomás empieza a recortar cosas de periódicos, hizo algunas exposiciones, pero no terminaba de verse esa obra. Los veranos los pasaba en su taller con esos “papeles” y, cuando muere en mayo pasado, pensamos en darle visibilidad. Su mujer, que es pintora, lo tenía medianamente organizado. Incluso los amigos no sabíamos todo lo que tenía.

–¿Sorprende ese uso que hace de los recortes de frases o palabras de periódicos para componer sus poemas?

–Eso viene de la vanguardia, de los años 20, hay gente que cree que es un sarampión, pero Tomás lo recoge y, como es un poeta de palabras, lo que hace es integrarlo en la manera que él entiende de hacer los versos. Hay obras que se pueden leer como poemas y otras son juegos a partir de letras, como una sobre la “o”. Comienza a introducir los colores al tiempo que los periódicos dejan de ser en blanco y negro; y juega con los colores, los fondos y con las fotos de esas publicaciones, usa el collage básicamente.

–Fue un autor muy prolífico.

–Estuvo muchos años creando, su taller estaba lleno de libros, de carpetas con sus cosas. Era muy concienzudo, trabajaba mucho en esas composiciones y cada vez encontraba más posibilidades.

–¿Seguía un criterio a la hora de elegir materiales y temáticas?

–Tuvo siempre interés por lo plástico, incluso dibujaba, une las dos cosas, utilizaba el lema “poesía para ser mirada sin dejar de ser leída”, le interesaban las dos cosas, la mirada y la lectura. Bebe de los autores vanguardistas de poesía virtual y convencional, pero logra que lo que él hace no se parezca a nada.

–¿Qué le diferencia?

–La evolución, cómo empieza haciendo titulares para pasar a organizar una sola letra, o palabras que recorta y dejan de significar algo pasan a formar sus “celosías”. Convierte en suyo lo que otros ya han hecho, logra contar lo que él quiere a partir de técnicas ya usadas. Trabaja con las fotos, con los colores..., busca el lado plástico de las cosas y juega con ello para componer.

–¿Qué destaca de Tomás?

–Era muy riguroso en lo que entendía como literatura o arte; alguien con especial cariño por los amigos, no se enfadaba nunca; llevaba la vida bien, no se metía en líos artísticos, era discreto como artista.

–¿Por qué un documental?

–Publicó una poesía reunida, pero esta dimensión plástica de su creación no la difundió y los amigos pensamos en rescatarla. El documental somos esos amigos hablando de Tomás y la palabra de Tomás.