Sanabria es un territorio propicio para la fantasía, para las leyendas junto al fuego del filandar y las campanas de San Juan bajo las hondas aguas del lago. De la Sanabria real surgen infinitas Sanabrias inventadas en los recuerdos de quienes tuvieron que irse y en los deseos de los que conseguimos quedarnos, volver. Cuando sobre un territorio real se superpone otro imaginado, las consecuencias, positivas o negativas, nunca terminan de encajar. Siempre hay desajustes entre el mapa y el territorio. Siempre se cuela alguna mentira.

Pocas cosas hay más físicas, más reales, que los minerales del subsuelo, pero el proyecto de mina de wolframio y estaño a cielo abierto en Pedralba de la Pradería tiene todos los ingredientes de las mejores patrañas. Desde el copiaypega del Estudio de Impacto Ambiental para una mina de carbón que la empresa presentó ante la Junta, como si le diera igual la materia que hay bajo sus pies, hasta la mágica transformación de ciento siete empleos —según el proyecto— en más de seiscientos —según los políticos, nuestros mejores fabuladores—. Y mientras los viejos nos cuentan historias de ríos que bajaban rojos de los antiguos yacimientos, y los alcaldes de otros pueblos con minas explotadas por la misma empresa matriz informan de impagos, graves problemas por contaminación y amenazas de cese de actividad, el territorio imaginado se extiende hasta los despachos europeos, que subvencionan la extracción de minerales «estratégicos», dicen —ocultando que lo son para la industria armamentística— y disparan el precio del wolframio, que no había sido rentable desde la Segunda Guerra Mundial.

Es evidente que en las profundidades no buscan wolframio, sino dinero. Por él volarán la tierra, contaminarán las aguas freáticas y los ríos de que bebemos y con que regamos, destruirán hábitats y biodiversidad y empresas locales con sus correspondientes puestos de trabajo. ¿Qué pasará cuando se acaben las subvenciones, extraer el mineral sea demasiado caro y el precio del wolframio vuelva a hundirse? ¿Será esta la enésima ilusión que solo generará riqueza real lejos de aquí y agravará la despoblación?

También nosotros deseamos un futuro para Sanabria. Deseamos sanidad digna, posibilidades laborales, horizontes de vida. Pero no estamos dispuestos a sacrificar el territorio real por quimeras especulativas. Sin él, nada valen los sueños de nadie.

"El Huerto del Pozo".