“Mi calle y alrededores” es el título de la primera obra que edita Fermín Hernández, un libro de relatos contado por una mujer que recuerda sus vivencias de niña en su pueblo y su zona. “Son historias diferentes, aventuras y sucesos que le pasan. Hay dos episodios basados en la realidad, la historia en la que participa un perro llamado Cisco, que existió de verdad, aunque no le pasó lo que pone ahí y un pequeño hecho histórico que se comentó hace algunos años de reuniones clandestinas en los cementerios en la época de Franco”.

Nacido en El Piñero hace 60 años, Fermín Hernández ha trabajado de granjero buena parte de los años de su vida, primero en su pueblo y luego en Venialbo, donde se casó. Tenía ya los 40 pasados cuando se trasladó a Madrid, a Parla, donde trabaja en una potabilizadora de agua. “Cuando era granjero tenía idea de escribir pero no tenía tiempo y ahora como trabajo ocho horas y luego me voy para casa, ya puedo escribir relatos y cuentos. Como hace dos años me centré en escribir una obra concreta, con continuidad”.

La hija de Fermín ha sido la encargada de hacer las funciones de correctora y maquetadora de un libro publicado en la autoedición. “Me gustaría que se vendiera el libro, sobre todo por satisfacción personal, más quizá que por el dinero”, confiesa el autor.

“Yo soy de la gente rara, me gusta mucho el campo, pero también la ciudad. Las dos cosas tienen sus puntos buenos. Hombre, si estas obligado a vivir en un sitio igual te gusta más el otro. Pero a las dos cosas les encuentro su lado positivo”, explica.

“Yo estuve viviendo en el pueblo hasta los cuarenta y tantos años y he sido una persona que he estado muchas horas trabajando siempre. Si tuviera que volver ahora no me importaría, porque también se trabaja mucho menos que en aquellos tiempos; hablo de 20 años atrás, y antiguamente se trabajaba mucho más todavía. Eso me gustó mucho pero el campo hay que reconocer que es un poquito esclavo”. Tenía vacas lecheras: “Hubo unos tiempos que no fueron malos. Luego, pusieron los cupos y te hacían inspecciones como si fueras un delincuente”.