Juan Prieto Corpas ha sido reelegido presidente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora hace pocas semanas, prácticamente aún en plena pandemia del coronavirus, que ha vivido al frente de una organización fundamental para asegurar la atención sanitaria a la población.

–Tras ser reelegido, ¿ha introducido cambios en la directiva?

–Sí, hemos cambiado tres puestos con gente muy joven, de futuro. El vicepresidente es Paulino Galván, farmacéutico de Benavente y entre los jóvenes está como secretario, un puesto clave, Luis Javier Alberca, farmacéutico de Zamora. Hay que buscar estabilidad y futuro para el Colegio, por eso es bueno que entre gente joven.

–¿Hacia dónde va ese futuro?

–Lo que le tenemos que pedir al futuro de la farmacia es una mayor integración con los sistemas de Atención Primaria y de salud pública. La pandemia ha demostrado, ahora más que nunca, que la farmacia es la puerta de entrada al sistema sanitario. Se ha mantenido abierta, la cruz de la farmacia no se ha apagado nunca y siempre hemos estado en guardia. Creo que hemos demostrado que si nos dejan podemos echarle una mano importante a la Atención Primaria en la ayuda, desde cómo se localiza una cita con estos sistemas nuevos de llamadas y online, hasta revisiones de tratamientos de gente que no sabía exactamente qué le había mandado el facultativo o altas hospitalarias que teníamos que gestionar con el equipo de Atención Primaria porque llegaban por la tarde a la farmacia a su pueblo principalmente. En la ciudad hemos tenido mucha presión asistencial de volumen, pero los que se han dejado la piel en tema de asistencia y trato humano a las personas ha sido la zona rural. El peso sanitario de la zona rural ha recaído en gran parte en la farmacia.

–¿Les han repercutido los problemas de acceso de los pacientes a la Atención Primaria debido a las medidas COVID?

–Seguimos dando un gran servicio y el futuro está ahí. Ya hemos generado herramientas que nos facilitan la conexión con el resto del equipo de Atención Primaria. Ahora lo que hay que hacer es convencer a la gente, tanto los farmacéuticos como los médicos, para que cada vez las utilicen más. Yo lo tengo clarísimo. En esta pandemia hemos habilitado en muy poco tiempo un montón de cosas y ahora se trata de promocionar su uso intensivo para que la comunicación sea mucho más fluida entre los profesionales y con el propio paciente.

–¿Es sostenible mantener cerrados los consultorios locales?

–Estamos en pandemia. No podemos tener consultorios abiertos para que la gente se vaya a sentar a esperar al médico. Por eso tenemos que hacer un esfuerzo inmenso con las citas previas, de manera que la gente no se quede sin ir a su consultorio. Pero lo que no podemos permitirnos es tener a la gente sentada con posibles contagios, eso no puede ser porque eso es jugarnos la vida de los que están allí. En los sistemas de cita previa, me parece que cojeamos en el sistema informático, online, que habría que potenciar más frente a los telefónicos.

"Cuando se habla de sanitarios se suele obviar a los farmacéuticos y eso nos duele"

–¿Como han vivido desde las farmacias de Zamora la pandemia del coronavirus?

–Los primeros días fueron un caos. No teníamos con qué protegernos y tuvimos que habilitar los sistemas de protección en 48 horas y de separación física en las farmacias; en un par de casos excepcionales autorizamos la dispensación por el guardiero. Pero teníamos claro que las farmacias tenían que estar abiertas y minimizar los riesgos de contagio y y parece que ha funcionado porque, que yo sepa, hemos tenido un ingreso de un farmacéutico y un falso positivo, pero no ha habido más infectados.

–¿Cómo afrontaron la falta de mascarillas, alcohol y otros productos?

–No había mascarillas y las que teníamos nos las reclamó la Junta de Castilla y León; recuerdo aquel domingo en que nos las pidieron porque las necesitaban los hospitales. Nosotros estábamos en primera línea, pero en los hospitales estaba la lucha cuerpo a cuerpo y eran la prioridad. Pero ha sido una frustración para nosotros, porque la farmacia está para dar servicio y había muchas veces en las que nos cansábamos de decir no, no hay, no tengo, no te lo puedo facilitar. También es verdad que farmacia y Administración arbitraron procesos para que la gente tuviera que acudir menos a las oficinas, como la ampliación de la ventana terapéutica para poder dar la medicación para dos meses y evitar que tuvieran que salir de casa a buscarla. También el sistema de visado en receta electrónica y para las recetas de las mutuas como Muface, Mugeju o Isfas. Todo se consiguió en un mes, fue una locura, sacamos fuerzas de donde no había, fue superestresante porque no había tiempo para dormir, ni para comer. Eso a nivel corporativo y encima los farmacéuticos se estaban dando una paliza terrorífica sobre todo en la zona rural donde se hacían jornadas hasta las diez y las once de la noche para repartir medicamentos, llevar medicamentos a casa, ver efectos adversos de los medicamentos y comentarlos con los médicos para corregirlos o la detección de patologías en colaboración con el equipo sanitario, como debuts diabéticos, alteraciones circulatorias e incluso un cáncer de estómago. Hemos podido porque había que darle servicio a la sociedad

"Hay que poner en valor la industria química nacional que aseguró los medicamentos"

–¿Qué medicamentos se han consumido más?

–Los ansiolíticos han sido el producto estrella. Porque es verdad que el confinamiento ha sido muy duro y que las personas lo han pasado muy mal. El consumo de ansiolíticos se ha disparado. Y el consumo de otros medicamentos asociados a la enfermedad, principalmente el paracetamol; los primeros días fue una locura, hubo muchas farmacias que quedaron en desabastecimiento. Y ahí también tenemos que agradecer a que nuestra industria nacional puso todo su peso al servicio de la sociedad española y consiguió que en siete días se regularizara el suministro de paracetamol para toda España. ¿Qué hubiera sucedido si dependemos de laboratorios extranjeros?

–¿La industria nacional ha sido fundamental en esta crisis?

–Hay que poner en valor algo que tenemos en España que es la industria química farmacéutica y que a veces la banalizamos y pensamos que es una industria que solo piensa en ganar dinero; por cierto, algo legítimo. Pero puso toda la carne en el asador y junto con la Agencia Española del Medicamento se crearon todos los protocolos para que de la lista que se renueva cada cierto tiempo de medicamentos esenciales no haya faltado ni uno. Y eso ha sido gracias a la industria y la distribución. Y también hay que dar su valor a los farmacéuticos de los hospitales que han conseguido que no faltara ninguno de los medicamentos necesarios para tratar a los pacientes que ingresaban por COVID, y han sido medicamentos muy complicados de manejar y que todo el mundo quería para su hospital.

–¿También se aseguró el suministro de medicamentos que se pusieron de moda para el tratamiento del coronavirus?

–Se han creado estructuras como el protocolo que hubo con la hidroxicloroquina y la cloroquina, que eran medicamentos que ahora se han demostrado con efecto neutro pero que parecía que podían dificultar la entrada de virus en las células. No podíamos dejar sin estos medicamentos a la gente que ya lo estaba tomando por sus problemas de lupus o de artritis reumatoide. Y se creaban prácticamente envases personalizados, que se fabricaban en los laboratorios, salían a la distribución hasta la farmacia donde tenía que ir el paciente a retirarlo. En Castilla y León también logramos hacer más accesibles a los usuarios los medicamentos de diagnóstico hospitalario ambulatorio que el paciente tenía que recoger en el hospital. Se ha creado un equipo que se desplaza para repartirlos a domicilio.

–¿Por qué se produjo el desabastecimiento de mascarillas, guantes o gel hidroalcohólico?

–Es comprensible porque todo el mundo necesitaba lo mismo y estábamos en un “mercado persa”. La corporación farmacéutica pidió la regulación del precio de las mascarillas, porque se estaba convirtiendo en algo que era como una tomadura de pelo. A las farmacias nos estaban vendiendo las mascarillas a unos precios que eran absolutamente escandalosos y nosotros las teníamos que vender a precios absolutamente escandalosos y la gente se nos echaba encima. Conseguimos que se intervinieran las quirúrgicas, nosotros habíamos pedido que se intervinieran todas.

"Los primeros días fueron un caos y hemos sufrido una alta presión asistencial"

–La mascarilla que ahora se considera fundamental.

–Es verdad que si todos llevábamos una quirúrgica o una higiénica o las que ahora se fabrican con otro tipo de estándares el contagio disminuye en un 95%, la seguridad es esa. Ese es otro tema en el que tenemos que insistir mucho, los geles hidroalcohólicos están para limpiarse las manos cada poco tiempo, lo mismo que hace el agua y el jabón. Y a esto hay que unir el distanciamiento social. Porque nos estamos relajando y lo pagamos en incremento de casos con PCR; gracias a Dios todavía no hay presión en el sistema hospitalario y asistencial pero lo que no queremos es volver a tenerlo, Asi que, que nos cuidemos todos.

–¿La crisis del COVID ha ocultado otras reformas pendientes como la viabilidad económica de las farmacias o la potenciación de su papel como agente sanitario?

–Además hemos tenido circunstancias extrañas en este aspecto porque parecía que cuando se hablaba de sanitarios a los farmacéuticos siempre se nos obviaba, se olvidaban que había un sanitario al frente de un establecimiento abierto y que daba acceso a la sanidad y muchas veces los mismos farmacéuticos estaban molestos de que cuando se nombraba para algo a los sanitarios muchas veces se nos olvidara. Y hubo que poner coto a otras especulaciones sobre el precio de las mascarillas. Ahora lo que toca es pensar si queremos fortalecer a la farmacia, especialmente la más débil, a la farmacia rural, porque vamos hacia una crisis en la que las medidas se tienen que tomar y la farmacia siempre ha sido un sitio fácil de donde recortar. ¿Queremos recortar en aquellos sitios donde la Atención Primaria tiene dificultades para llegar y solo queda la farmacia? ¿Queremos dejar también a esa gente sin la farmacia?. Pues yo creo que lo tenemos que repensar.

"Las farmacias rurales se han dejado la piel en el trato y en la ayuda"

–Pero seguramente haya que ahorrar en todo.

–Pero las medidas que podamos tomar de carácter generalista para disminuir el mal llamado gasto farmacéutico, que en realidad es inversión en medicamentos, en salud, pueden poner el peligro a las farmacias, sobre todo a las más pequeñas. Si tu recortas el precio de los medicamentos, si bajas el beneficio si capas los descuentos por hacer determinadas compras a los laboratorios , la que más sufre es la farmacia pequeña. A base de medidas economicistas nos jugamos perder un logro social, que las farmacias estén en todos los sitios. Vamos a apoyar a esa farmacia y si queremos reducir gasto actuemos donde tenemos que hacerlo: mejoremos la adherencia terapéutica, hagamos un uso racional de los medicamentos, localicemos mejor las interacciones, hagamos conciliación al alta, todos esos servicios los puede hacer la farmacia. Luego lo que habrá que buscar es, con pilotos, cuánto estamos ahorrando y ya se ha demostrado con pilotos de seguimiento fármaco terapéutico que le podemos ahorrar al sistema dos mil millones de euros, que se dice pronto ¿Por qué tenemos miedo?. ¿Por qué no le damos otra oportunidad a los farmacéuticos? Porque cuando se la han dado siempre han demostrado que pueden hacerlo y bien. No sé que miedo hay abrir la mano a que los farmacéuticos hagamos una labor para la que estamos sobradamente preparados. Y que está demostrado que ahorra.

–¿Se ha forrado algún farmacéutico en esta crisis?

–Hay 22.000 farmacias en España y habrá alguno que se las haya ingeniado para aumentar sus cuentas de maneras extrañas o con políticas más economicistas. Pero en Zamora la gente del sector farmacéutico se ha portado bastante bien: todos los incrementos de precio que hemos visto raros venían a que a nosotros también nos presionaban con los precios desde origen. Si compras caro tienes que vender caro.