La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 golpeará la economía de Castilla y León y de Zamora hasta el punto de que este año podría registrarse un descenso del PIB de entre el 9,1 y el 12,1%, lo que en la provincia se traduciría en una pérdida de valor añadido de entre 316 a 421 millones de euros de acuerdo con los datos que maneja el INE. Parte de esta cantidad, no obstante, puede recuperarse en el segundo semestre si el panorama sanitario no se agrava. Si la situación epidémica empeora no puede descartarse un impacto económico mayor. Así lo recoge la publicación trimestral “Previsiones Económicas de Castilla y León” de Unicaja Banco, elaborada por la sociedad de estudios del Grupo Unicaja Banco, Analistas Económicos de Andalucía.

Asimismo, el empleo podría disminuir en el promedio del año entre un 6,3 y un 8,8%, con lo que la tasa de paro se situaría en un 16,5%, aunque podría llegar a alcanzar el 18,8 en caso de que el ritmo de recuperación de la actividad fuese más lento de lo esperado. Los datos, extrapolados al mercado de trabajo de Zamora, suponen la destrucción de entre dos mil y cuatro mil puestos de trabajo.

A partir del segundo semestre de este año, la actividad comenzaría a recuperarse, de forma que, para 2021, las estimaciones arrojan un crecimiento de entre un 6,9 y un 8,5%. Por su parte, se prevé un aumento del empleo de entre el 2,9 y el 3,4% para el promedio del ejercicio, de forma que la tasa de paro se situaría entre el 14,1 y el 16,1. Es decir, de cumplirse estos pronósticos, la economía llegará a recuperar más de la mitad de su valor perdido en la primera mitad del año. Esto dejaría el “debe” total en aproximadamente 200 millones de euros si se cumplen los pronósticos de la entidad financiera.

Los datos disponibles para el segundo trimestre apuntan a una cierta recuperación a partir de mayo. En esta línea, la pérdida de afiliación a la Seguridad Social se ha reducido en los meses de mayo y junio, aunque en términos interanuales ha registrado un caída del 3,7% con respecto al segundo trimestre de 2019.

A nivel regional, los últimos datos de la Contabilidad Regional Trimestral de Castilla y León, relativos al primer trimestre de 2020, indican que el PIB ha disminuido con respecto al trimestre anterior un cuatro por ciento, un 3,2% en términos interanuales. La demanda interna restó 3,8 puntos al crecimiento, produciéndose un fuerte descenso, tanto del consumo de los hogares (-4,5%) como de la inversión (-8,1), mientras que el saldo exterior habría tenido una aportación positiva de 0,7%.

Desde la perspectiva de la oferta, el Valor Añadido Bruto (VAB), y según los datos de la Contabilidad Regional Trimestral de Castilla y León, ha aumentado en el sector agrario (5,4%), en las ramas energéticas (9,3) y en los servicios no de mercado (3,8%), disminuyendo en el resto de ramas. Destaca la caída experimentada por la construcción (-8,4%), los servicios de mercado (-4,9) y la industria manufacturera (-4,5).

UN NUEVO CONFINAMIENTO SERíA FATAL PARA LAS PERSPECTIVAS DE RECUPERACIóN

El informe recoge que la española será una de las economías europeas que registre una mayor contracción de la actividad en 2020. Según el Banco de España, la caída del PIB podría colocarse entre el 9 y el 11,6%, en un escenario de recuperación gradual, si bien este organismo no descarta un mayor descenso en un escenario más desfavorable de “recuperación lenta” (-15,1), que incluiría la posibilidad de confinamientos estrictos adicionales.

En este sentido, en el primer trimestre del año, el PIB descendió un 5,2% en términos intertrimestrales, siendo la caída interanual del 4,1%. Tanto el consumo de los hogares como la inversión se han contraído por encima del 5,5%. Igualmente, se registró un descenso en la mayoría de ramas productivas, especialmente acusado en la industria manufacturera y la construcción y, dentro de los servicios, en las ramas de comercio, transporte y hostelería y actividades artísticas y recreativas, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Lo que todos los informes insisten en subrayar es que las previsiones se elaboran en un entorno en el que España no vuelve a un escenario como el vivido durante los meses de marzo y abril, algo que no parece estar en la agenda del Gobierno pero que nadie se atreve a descartar debido a la proliferación de rebrotes por prácticamente todo el territorio nacional. Un segundo parón, insisten los analistas, sería fatal para una economía que sale de la primavera más que debilitada. Con las medidas actuales, no obstante, prácticamente puede garantizarse una cierta recuperación de la economía a partir del segundo semestre de este año.