Por primera vez en la historia, se han detectado cinco casos de alzheimer por contagio. Los pacientes habían recibido en su infancia tratamientos con hormonas de crecimiento extraídas de cadáveres. Estas hormonas se utilizaron hasta 1985 para tratar problemas de estatura en menores de edad. Su uso se prohibió al demostrarse que estaban contaminadas con la proteína beta amiloide, cuya acumulación en el cerebro es la que provoca el desarrollo del alzheimer.