Regresan de su experiencia marciana en el desierto de Utah. Doce días en los que siete científicas catalanas han simulado la vida en Marte. Metidas en su cápsula o saliendo al exterior enfundadas en su escafandra para enfrentarse a un clima extremo: "Marte tiene grandes oscilaciones de temperatura y una muy baja humedad", cuenta Mariona Badenas, astrofísica y comandante de la misión en la que han tenido que hacer frente a unos recursos muy limitados. Por ello entre los más de treinta proyectos desarrollados estaba el de generar energía y han conseguido crear baterías orgánicas utilizando su propia orina. También han aprendido a aprovechar el poco agua que tenían. Para emular la odisea espacial solo han contado con mil litros y cada una de las tripulantes solo ha consumido 13,4 litros diarios, diez veces menos de lo que consume un terrícola al día. Pero, sobre todo, con esta misión han fomentado el papel de la mujer en la ciencia, "la promoción de referentes femeninas. Mujeres normales que son de carne y hueso" y que pueden llegar muy lejos con los pies en la Tierra.