Haga el tiempo que haga, para él sólo hay un objetivo: conseguir escalar los edificios más altos del mundo. Y ya lleva más de 100. Se trata del denominado Spiderman francés, que ayer escaló el rascacielos más alto de París. En esta ocasión, a diferencia de otras, contaba con el permiso de los propietarios. Por éso, al finalizar su nueva hazaña, en lugar de ser detenido fue recibido con una fiesta. Eso sí, a ras de suelo.