Empeñada en reforzar su imagen de compañía enferma por el detalle, la definición y la astucia, argumental, Rockstar Games ha elaborado una obra madura dotada de una violencia intrínseca que destila tanta potencia plástica que es imposible no pararse a contemplar el formato. La fórmula no es solo cruel con el primer personaje extraído de un videojuego con motivaciones personales severas y auto-destructivas, también lo es con el jugador. Aquí una velocidad desmedida o la falta de la convicción suficiente a la hora de afrontar una escena se paga con la muerte. Tanto es así, que el equipo de desarrollo ha logrado repercutir sobre el jugador los temores más oscuros del personaje, nada menos que un auténtico icono de la cultura pop, que ya es decir mucho, convirtiéndolo en algo orgánico mientras graba a fuego en la conciencia del jugador la sensación de aportar algo al desarrollo de una historia tan dura