La neoyorquina Lizzy Grant, más conocida como Lana del Rey, acaba de publicar Ultraviolence, trabajo donde ahonda en el papel de mujer fatal, con cierta fijación por los muchachos problemáticos, porque al fin y al cabo, dice, ella es también, "algunas veces", una chica mala.

A pesar de una campaña de promoción limitada en EE UU, el disco, que ha contado con la producción de Dan Auerbach, vocalista de The Black Keys, ha llegado al número uno del Billboard, un éxito que ha sorprendido a la artista, que, según explica, se sentía "menos presionada" con este álbum de influencias "jazzisticas y del rock de la costa oeste".

Tras las ventas millonarias de Born to die (2012), su primer trabajo como Lana del Rey, la cantante de 28 años quería dar un giro desenfadado a su carrera, marcada por canciones llenas de enfermiza melancolía y desengaños.

Temas como Video games o el homónimo Born to die cogieron a traspié a gran parte de crítica, entre la que generó alabanzas por su audacia, pero también recelos por el exceso de "intensidad trágica" de aquella jovencita.

"Ben Auerbach estaba muy interesada en mí y me hizo sentir interesante otra vez. Estoy en otra etapa de mi vida, más relajada pero más inspirada, porque he evolucionado más que la música", señala Del Rey.

Mientras escuchaba con atención las preguntas que el periodista le hace en castellano, Lana se metía la uña roja de su mano entre los labios, sin morderla.

Si se le habla despacio lo entiende, e incluso lo chapurrea, porque pasó unos meses en Santander de niña y además tiene amigos cubanos en Miami que le ayudan a no perderlo del todo. "Me encanta mi idea de la cultura española, apasionada, sexy, exótica", enumera esta artista, que ha actuado en España los últimos tres años.

Aunque algo indispuesta -aplazó tres veces la entrevista hasta fijarla por fin a las 2 de la madrugada-, miss Grant se mostro amable y cercana. Descalza y todavía con el mismo corto vestido verde de gasa con el que saltó al escenario, Lana del Rey se asemeja a la Priscilla Presley que se casó con el rey del rock, una estética marca de la casa.

"Me gustan los años 50 y 60, cuando en EE UU todo era nuevo, el rock acababa de nacer, el jazz se hizo popular... En aquella América todo era emocionante. He hecho lo posible para acercarme a ese sentimiento, sentirme nueva otra vez, seguir la estela de los Kennedy cuando hablaban de una nueva era. Me gusta la idea de que como cultura podemos cambiar", aseguró la cantante y compositora.

Las letras de sus temas, algo que no ha cambiado mucho en su nuevo trabajo, suelen hablar de desamores, chicos descarriados, relaciones complicadas con hombres maduros, incluso de cierto sadomasoquismo, como en la reciente Ultraviolence, título inspirado en el filme La naranja mecánica.

¿Por qué una joven guapa y triunfadora hace canciones tan tristes? "Mi vida personal ha sido muy tumultuosa, y mi carrera, también. Es impredecible, porque nunca hay una continuidad. El tono de mi vida es así, agridulce", desveló.

Pero Lizzy no se vale de Lana como alter ego para protegerse de nada ni nadie: "Somos la misma persona. Lana del Rey es quien realmente soy, aunque puede que yo, Lizzy, no sea tan tradicional".

"Mis valores, mi estilo de vida son más alternativos. Cuando era niña, siempre supe que iba a tener un nombre diferente, pero ahí es donde las diferencias terminan. Mi personalidad es la misma entre ambas", aseguró críptica.

Uno de los pilares de la carrera de Lana del Rey es su imagen de mujer fatal, que tan subyugadas tiene a sus fans adolescentes. Se ríe cuando se le pregunta si es una chica mala. "A veces. Me siento como que tengo que desconectar, conocer gente nueva y tener nuevas experiencias. De alguna manera, me gusta acercarme a como realmente soy. Pero eso causa un caos en mi vida personal. Pero sí, algunas veces (soy una chica mala)"