En el estilo decorativo clásico prevalece la adquisición de piezas consideradas auténticas obras de arte atemporales que incluso se utilizan para combinar en espacios actuales. Pero para ello has de saber apostar por los diseños originales, de fabricación artesanal y con garantía.

El famoso sofá Chesterfield, más conocido como Chester, nacido en los clubs ingleses del siglo XIX se caracteriza por su tapizado capitoné. Actualmente se considera una pieza cotizadísima de gran peso estético y en permanente tendencia.

Todo un clásico contemporáneo que puedes incorporar en cualquier tipo de ambiente (chic, industrial, vintage, etc.) sabiendo que el protagonista será él. En un mueble de esta categoría es fundamental asegurarte su originalidad ya que la exquisitez de este modelo de sofá radica en su fabricación manual, a partir de métodos que se vienen utilizando desde 1800.

Cada parte del sofá, cada detalle se cuida al milímetro; desde la estructura en madera de pino y haya, hasta los cojines de plumas y espuma, destacando el trabajo artesano de su característico tapizado de capitoné donde cada botón se distribuye de forma perfectamente geométrica por manos expertas, siguiendo los cánones antiguos.

Consejos para combinar un sofá Chester

¿Por qué más de dos siglos después de su creación el sofá Chester sigue triunfando? La clave de su éxito responde a la versatilidad de su diseño que permite vestirse de distintos materiales (piel, charol, terciopelo, tejido?) y elegirse en diferentes tamaños. De esta forma, logra integrarse perfectamente en ambientes de todos los estilos.

Para los espacios clásicos la respuesta es fácil, ya que el sofá sólo necesita elegirse tapizado en su originaria piel oscura y rodearse de un interiorismo tipo inglés.

Para espacios modernos, es ideal el modelo tapizado en el actualmente tan solicitado color blanco. De esta manera se integra perfectamente en un ambiente chic, complementándose con alguna mesa de centro de líneas rectas u otros elementos decorativos vanguardistas.

Lo cierto es que el Chester, como pieza en sí misma, ya aporta ese toque retro que hoy por hoy gusta tanto en decoración, sea cual sea el estilo, un glamour que se incrementa precisamente con esa combinación de pasado y presente.