La moda gitana arrasa, y no, no hablamos de pasarelas, hablamos de audiencias, y es que los Montoya, los Salazar, los Jiménez y los Fernández Navarro han cerrado tercera temporada de los "Gipsy Kings" colándose en las casas de casi dos millones de espectadores cada miércoles, poniendo de moda el "brilli, brilli", capeando las críticas de algunos colectivos gitanos que aseguran no sentirse identificados para nada con estas familias, pero haciendo gala del buen humor, del poderío gitano, mostrando el amor por el dorado, el cante, la cultura gitana; con sus costumbres y sus arraigos, con sus palmas, sus bodas a lo grande, su casi todo en exceso...

Estas cuatro familias y sus peripecias han logrado incluso hacerle sombra alguna noche a Bertín Osborne y a "Top Chef" y, ojito, que vuelven la próxima temporada. Palabra de gitano. Pero ¿de dónde han salido estos personajes?, ¿son reales estas familias? Pues sí, son reales. El casting no fue fácil, para dar con ellas la dirección de casting se plantó delante de los centros de culto, se patearon mercadillos de diferentes ciudades y se hicieron decenas de entrevistas, pero al final dieron con ellos. Representativas o no del colectivo gitano, lo que no se les puede negar a ninguna de ellas es que son peculiares y que enganchan. "Reto al mejor director de casting del mundo a que me encuentre una familia igual que los Fernández Navarro, si es que no la hay", explica Jacobo Eireos, director del programa.

Críticas aparte, que es cierto que las hay porque no se puede negar que las familias tienen cierto nivel económico y ostentan lujos que para muchos gitanos y payos se quedan muy lejos de sus posibilidades, desde la dirección insisten en que en ningún momento las familias pretenden ser referente de la comunidad gitana en sí, solo se representa a ellos mismos. Pero el programa ha servido para dar a conocer la cultura gitana. Explica Eireos: "Admiro de los gitanos el respeto que tienen hacia sus mayores. Una vez un gitano me dijo que ellos nunca mandan a sus mayores a un asilo y eso me quedó grabado, la forma con la que tratan a sus abuelos, el cariño y el respeto con la que les cuidan es loable". Dicho esto, también hemos podido ver cómo Cristo Contreras, gitano y homosexual, ha reconocido que otros gitanos le han echado maldiciones por el mero hecho de ser gay. "Yo soy un referente para los que no se atreven a salir, no permito que me escondan porque soy lo que soy", explica Cristo en declaraciones a "La Nueva España", del mismo grupo editorial que LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

En esta tercera edición hemos visto a las Salazar triunfar con su desfile el Día del Orgullo Gay y acabar cerrando temporada en Londres, en una sesión de fotos profesional cargadas de "brilli, brilli" y porque ellas lo valen, ¡nunca lo dudamos!, que por eso hay gente que confunde sus diseños con los de Galliano. Noemí Salazar explica que para ella poder participar en un programa como este supone "un orgullo y un privilegio, porque toda la sociedad puede ver que los gitanos no somos lo que hasta ahora había salido en la televisión, que solo eran chabolas, drogas y siempre iban mal vestidos. En este reality demostramos que somos personas normales y corrientes, que podemos ser lo que queramos". La pequeña de las Salazar sueña con vestir a su musa Beyoncé con una de sus creaciones, las que diseña junto a su madre, y reconoce que los payos les falta un poco de "brilli", pero "tengo que decir que últimamente menos, desde que ven mis tutoriales y nos siguen en el programa... el brillo se pega, es algo que cuando entras ya no puedes salir".

Tanto Noemí como Cristo son dos referentes de belleza en el programa y siempre van como dos pinceles pero reconocen que, claro, lo de salir en el programa también ha traído consigo ciertas exigencias, y que ahora uno tampoco puede salir a la calle, como explica Noemí Salazar, "a cara lavá". Porque ser una "Gipsy" tiene sus cosas. Lo del chándal y el moño para ir a comprar el pan ya ni se recuerda. "Ya siempre, vaya donde vaya, la gente me pide fotos y ahora lo normal es subirlas a las redes sociales, así que hay que ir de punta en blanco, pero la verdad es que es una experiencia preciosa ver cómo gente que no nos conoce de nada te viene a saludar, te pregunta por tu niña (por mi hija) y hasta por mi perro "Toby"". "Tenemos que seguir en pantalla porque somos un ejemplo para la humanidad y para que el espectador se sienta identificado con nuestro día a día", matiza Cristo Contreras, que reconoce que sigue buscando el amor. A ver si en la próxima temporada hay suerte.