La Historia cierra la Academia

La institución, a la que el Gobierno insta a corregir el polémico Diccionario Biográfico, ya no permite consultar la obra en su biblioteca

La Historia cierra la Academia

La polémica ha cerrado las puertas de la Real Academia de la Historia (RAH) al común de los mortales y, en particular, a los medios de comunicación. La casi tricentenaria institución no permite desde el pasado lunes el acceso de la prensa a su biblioteca, único lugar donde hasta entonces se podían consultar los 25 volúmenes ya editados del Diccionario Biográfico Español (DBE). La historia elaborada por la Academia, puesta en entredicho por una amplia mayoría de historiadores, le ha echado el cierre a la Academia.

La RAH justifica esta decisión afirmando que la apertura de la biblioteca a los medios de comunicación la semana pasada fue una «situación extraordinaria», por lo que vuelve a su habitual criterio de acceso a sus fondos documentales, esto es, limitarlo a investigadores y personas avaladas por académicos o catedráticos de Universidad.

Así pues, en estos momentos, el DBE sólo puede consultarse en la Biblioteca Nacional, pero sólo hasta su volumen XVI y su última entrada, «Echeverz Eito», por lo que, por ejemplo, el volumen que contiene la entrada referida al dictador Francisco Franco no puede ser consultado.

El tono de la polémica se ha ido elevando, pues, día a día, y ayer llegó al Congreso, desde donde el Gobierno instó a la RAH a que rectifique de inmediato las entradas que, como la de Franco, carecen de rigor histórico. El desencadenante de la admonición del Ejecutivo ha sido sendas preguntas, de IU y del PNV, al ministro de Educación, Ángel Gabilondo.

El diputado de IU, Gaspar Llamazares, calificó de «Real Caverna de la Historia» a la RAH y aseguró que ha facturado un «panegírico franquista» y «un libelo contra la democracia y contra la República». Llamazares exigió al Gobierno que denuncie el convenio con la RAH y que no permita que se publique ninguna edición del diccionario. Además, pidió al Ejecutivo que ponga en marcha un proceso de renovación de las academias, para que «sean instituciones que obedezcan a un funcionamiento democrático» y no a uno «de cooptación sin ningún tipo de evaluación de la calidad y el rigor».

«El diccionario es un insulto a la inteligencia, a la ciencia y a la historia», así como «un fraude y burla a la democracia porque con dinero de la democracia no se puede hacer golpismo blando», añadió.

El diputado del PNV Aitor Esteban Bravo calificó a la RAH de «institución fosilizada e ideologizada» y «búnker del pasado». Esteban tachó de «escándalo» el encargo de la entrada sobre Franco a un secretario de Universidades en el régimen dictatorial, el medievalista Luis Suárez. En su respuesta, el ministro de Educación desaprobó cualquier «exaltación formal o ideológica, cualquier justificación o revisionismo» del franquismo, aunque consideró que el fondo del asunto es la falta «de rigor histórico, de objetividad, de procedimiento en el análisis y elaboración de los textos. Esto sin duda, no se ha hecho bien», concluyó.

No obstante, Gabilondo recalcó que la relación de la RAH con su Ministerio es estrictamente administrativa y que, por ello, no tiene capacidad de intervenir ni en su funcionamiento interno ni en su independencia científica.

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