El escritor Mario Vargas Llosa llegaba ayer a la Feria del Libro de Madrid y se colapsó. Ha habido colas infinitas y gente que se ha quedado sin la firma del premio nobel, porque a las 14.00 horas se cerraba la jaima instalada para que el autor de «El sueño del celta» se encontrara con sus lectores.

Y es que el escritor peruano goza de una legión de seguidores, que le tratan como si fuera una leyenda o una estrella del rock. Hasta que llegó a la citada jaima instalada a mitad del paseo de coches del Retiro, la gente le fue parando para saludarle y hacerse con él una foto de móvil, una variante en la feria que es constante: los lectores ya no se conforman con una firma, todos quieren tener una foto.

Durante más de tres horas Vargas Llosa fue estampando su dedicatoria, siempre educado y muy cariñoso, a gente de todas las edades. La primera, a un joven de 17 años que llevaba desde las siete de la mañana esperándole con tres libros.

«Es una experiencia magnífica. Se me ha cansado la mano de tanto firmar. Estoy muy agradecido. Tengo muy buenos lectores madrileños» señalaba el autor, después de firmar y ante una multitud que apenas le dejaba andar.

Entre tanta gente, se encontraban más de una veintena de peruanos que le esperaban para darle las gracias por «hablar», apoyar la democracia en Perú y estar en contra de Keiko Fujimori. Así, el premio nobel pasó ayer como un vendaval, pero los lectores tendrán otra oportunidad hoy por la mañana para que el autor les dedique sus libros.

Pero la feria también ha tenido otros escritores de lujo firmando en las casetas; Almudena Grandes, a la que también se le secó la mano de tanto dedicar su «Inés y la alegría»; Paul Preston y «El holocausto español», o Maruja Torres, Manuel Vicent, el británico Chris Stewart y Kenizé Mourad, la autora de «De parte de la princesa muerta» y de «En la ciudad de oro y de plata» (2010). Eloy Moreno, con su bestseller «El bolígrafo de gel verde», que se dio a conocer y publicó en Internet hasta que firmó con Espasa, siguió ayer con larguísimas colas, y su libro sigue estando en la feria entre los más vendidos.