No me extraña que Macías arda en deseos de poner pies en polvorosa, ni que pidiera un frustrado aumento de sueldo cuando por enésima vez el alcalde incrementó sus responsabilidades. Viendo lo que cobran todos los ediles de Zamora, no me extraña nada de eso, no. Ya saben cómo es eso de los sueldos. No se trata tanto, con todo lo que digamos, de que nos paguen según el trabajo. Uno puede estar tan contento con lo que cobra hasta que se entera de que el de al lado, que hace lo mismo, cobra el doble. Ese día, el sueldo con el que estabas tan contento te empieza a parecer miserable. Y acabas montando en cólera.
Pues eso. Pónganse en lugar de Macías. Hagan memoria, más o menos, de los galones que el alcalde ha ido poniendo sobre sus hombros. Ahora fíjense en Roda o en De Castro. Traten de recordar a qué dedican sus desvelos municipales? No se equivoquen, De Castro no cobra lo mismo que Macías por lo mucho que trabaja, sin duda, como secretario general del PP. Ni Roda se encarga de Cultura, eso fue hace mucho. ¿Qué? ¿Recuerdan ya sus áreas? Bueno, pues si no las recuerdan, más a mi favor; o sea, a favor de lo que trato de decir: que si yo fuera Macías, con el mogollón de cosas que lleva y la dedicación exclusiva que requieren, maldita la gracia que me haría ver que "sólo" cobro lo mismo que esos dos colegas, de vida municipal indudablemente más relajada, y no creo estar faltando a ninguno de ambos, salvo que se pongan a leerme "al bies".
Otra cuestión, en la que más de un lector estará pensando, es si Macías cobra poco o son otros los que cobran en exceso. En ese jardín ya sí que no entro. En lo que entro es en que no veo proporción. En este Ayuntamiento que padecen los capitalinos sólo veo dos sueldos justificados plenamente, el que cobra Macías y el que no pagan a Guarido. El primero es él solo más de medio equipo de Gobierno. El segundo es él solo toda la oposición. De los demás, pues bueno, hay un poco de todo; quienes se ganan las dietas y quienes en vez de cobrar deberían de pagar porque se les permita ser ediles, dado su nivel y el alcance de sus aportaciones. Pero, oigan, como dijo aquel: "hasta aquí puedo leer", que luego me caen a mí todas las tortas.
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