Toro mantiene la prohibición de beber el agua, esta vez sin plazo determinado

El agua de Toro sigue sin ser apta para el consumo, esta vez, sin plazo o fecha determinados, según ha decretado el último bando del Ayuntamiento.

Este ha sido el resultado de la última acta levantada por Sanidad sobre el agua de Toro en la decreta que el agua no es apta sine die, es decir, que no hay fecha prevista de que cambie, por lo que se suspenden los análisis. El agua de Toro ha presentado niveles de arésico superiores a lo permitido desde hace más de cuatro meses, lo que desde entonces impide que se consuma para beber.

El agua, que desde diciembre no podía beberse, mantenía análisis para medir los niveles de este semimetal, que una primera toma marcaron 0,12 microgramos por litro, superando los 0,1 microgramos por litro permitidos por la normativa sanitaria, según el bando que se publicó en su día. Desde entonces, se han estado haciendo análisis semanales del abastecimiento para seguir los niveles de arsénico presentes en el agua: las últimas analíticas tomadas en marzo detectaron índices que oscilaban entre 10,2 y 11,5 microgramos por litro.

Este nuevo bando publicado con fecha del 5 de abril mantiene la suspensión de beber agua hasta nuevo aviso, después de que la inspectora de Sanidad al cargo haya declarado el agua no apta sine dine, una expresión latina que significa que no hay una fecha determinada para que esta prohibición de beber el agua se levante, por lo que se han interrrumpido los análisis periódicos que se venían realizando.

Para conseguir retomar el suminitros normal, es necesario que la nueva estación de tratamiento de agua potable esté finalizada, según señala el bando del Ayuntamiento. Una instalación que está en plena construcción y que se espera, esté lista dentro de "cuatro o cinco semanas", según ha confirmado Tomás del Bien sobre unas obras que se espera estén finalizadas en mayo.La sequía ha sido una de las causas principales por la que los acuíferos de Toro hayan visto un aumento de la concentración de minerales, incluido, este semimetal que tanta preocupación ha despertado.

Aunque peligroso en ciertas cantidades, el arsénico es un metal pesado que se origina como consecuencia de procesos naturales, y que por tanto, está presente en el medio ambiente y en el agua de manera natural. Por ello, no hay que alarmarse, siempre que no se trate de cantidades elevadas.

En caso de consumir dosis superiores a lo marcado por las administraciones, el arsénico puede provocar incluso intoxicaciones puntuales con síntomas como vómitos, dolor de esófago y abdomen y diarrea sanguinolenta.

Además, también se puede desarrollar una intoxicación crónica debido a que el arsénico se acumula en el organismo y da lugar problemas de salud como problemas de riñón o alteraciones en la piel.

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