La Opinión de Zamora

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El Seminario de Toro, de referente educativo a sede de colectivos

Victoriana Villachica promovió el edificio para atender a sacerdotes ancianos, pero lo cedió para fines formativos

SEMINARIO TORO CONVENIO OBISPADO MARIA JESUS CACHAZO

En sus aulas se formaron seminaristas y jóvenes zamoranos hasta que, en 1995, el Seminario menor de Toro cerró sus puertas. Desde entonces, el imponente edificio ha permanecido cerrado, pero a corto plazo recuperará la intensa actividad de épocas pasadas y se convertirá en la nueva “casa” de asociaciones, colectivos y clubs deportivos, nuevo uso que recientemente ha sido plasmado en un convenio de cesión por diez años, prorrogables otros cinco, suscrito por el Obispado de Zamora y el Ayuntamiento de Toro.

El emblemático inmueble forma parte del legado de Victoriana Villachica, una mujer acaudalada con numerosas posesiones en Toro y en otras localidades de la provincia.

El Seminario, de referente educativo a sede de colectivos

La construcción del edificio fue promovida por Villachica, que encomendó el proyecto al arquitecto del Ayuntamiento de Madrid, Enrique Pfitz. Las obras se prolongaron desde 1923 hasta 1928. El delegado Episcopal de Patrimonio de la Diócesis de Zamora, Miguel Ángel Hernández, define al inmueble como “soberbio” y muy sólido, ya que a pesar del tiempo transcurrido desde que cesara su actividad como Seminario menor, presenta un buen estado de conservación y tan solo es preciso subsanar algunos problemas de humedad. El edificio conjuga elementos mudéjares con una arquitectura contemporánea y en su construcción se combinaron el ladrillo y el hormigón, materiales que aportaron solidez a la construcción y que han permitido preservarla en unas óptimas condiciones.

El edificio conjuga elementos mudéjares con una arquitectura contemporánea y en su construcción se combinaron el ladrillo y el hormigón

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Sobre el origen del Seminario, Hernández, destacó que el “deseo” de Villachica era impulsar una obra benéfica basada en la construcción de un edificio destinado a cuidar a sacerdotes enfermos y ancianos, porque parte del enriquecimiento de su familia, en especial de su padre, Luis Villachica, procedía de la compra de bienes desamortizados de la Iglesia.

Por este motivo, Villachica trató de “resarcir” a la Iglesia y, en 1942, decidió crear una Fundación que amparara su obra benéfica y social, basada en destinar el edificio a la asistencia y cuidado de sacerdotes ancianos y enfermos que no pudieran seguir desarrollando labores pastorales y, en el caso de que el inmueble “no se llenara”, serían acogidos seglares pobres y niños huérfanos. Un año más tarde, el Ministerio de Gobernación comunicó a Villachica que el proyecto de la Fundación “no es válido ni viable”, al no disponer de recursos suficientes para sostenerlo, por lo que la entidad fundacional “nunca llegó a existir", aseguró Hernández.

En aquella época, la Diócesis de Zamora precisaba un Seminario menor, porque estaba obligada a separar a los seminaristas menores de los adultos y el sacerdote zamorano, Benjamín Martín Sánchez, logró convencer a Villachica para que cediera el edificio construido en Toro. En una etapa inicial, el inmueble se denominó Seminario menor de San Luis y San Victoriano, en honor de la promotora del proyecto social y de su padre, aunque ambos santos también son conocidos por su estrecha vinculación con la formación sacerdotal.

La inauguración oficial del Seminario menor de Toro tuvo lugar el 12 de octubre de 1953 y, aunque Villachica todavía albergaba la esperanza de que el edificio pudiera ser ocupado por sacerdotes ancianos y enfermos, durante los primeros meses de funcionamiento “se ilusionó tanto con los seminaristas” que, en su testamento, decidió reflejar que la finalidad de su obra social fueran las vocaciones de sacerdotes y la formación de los futuros curas.

Su reapertura permitirá poner en valor uno de los inmuebles construidos en el siglo XX mejor conservados de la provincia

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Durante varias décadas, el Seminario menor se volcó en la formación hasta que, el 30 de junio de 1995, por la reforma de la Logse, la Diócesis de Zamora decidió cerrar el edificio de Toro y fusionar el servicio con el que ya prestaba en el centro diocesano de educación vocacional San Atilano de la capital zamorana. Desde entonces el emblemático inmueble ha sido utilizado en contadas ocasiones para actividades de carácter religioso.

La firma de un convenio de cesión de uso permitirá que el edificio siga ligado a la voluntad de su promotora, ya que los 25.000 euros que anualmente aportará el Ayuntamiento por el uso se destinarán íntegramente a becas para el Seminario de Zamora. Además, su reapertura permitirá poner en valor uno de los inmuebles construidos en el siglo XX mejor conservados de la provincia. Tras las obras de adecuación que ejecutará el Ayuntamiento, el edificio será utilizado por asociaciones, colectivos y los clubs deportivos de Toro, que contarán con un espacio “digno” para poder desarrollar su actividad.

No obstante, el Obispado se reserva el derecho de uso de la capilla y de una sala noble en la planta baja, que podrán ser utilizadas por parroquias o grupos eclesiales. El apartamento privado de Victoriana Villachica será compartido por las dos entidades que han rubricado el convenio. Algunas estancias del Seminario de Toro no serán alteradas, tales como el antiguo laboratorio, para preservar su importancia histórica y su valor didáctico. Además, el Ayuntamiento tiene previsto destinar una de las salas nobles a actos culturales y confía en que, a corto plazo, el edificio pueda recuperar la intensa vida que tuvo en épocas pasadas.

El Seminario, de referente educativo a sede de colectivos

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