La nieve con la que el temporal Filomena cubrió muchos pueblos de la comarca también dejó una blanca huella en viñedos amparados por la Denominación de Origen Toro que, sumada a las bajas temperaturas registradas en los últimos días, beneficiará al cultivo a corto y medio plazo. El veedor del Consejo Regulador, Carlos Gallego, destacó que la nevada y el intenso frío registrado durante los últimos días afectan positivamente a las viñas a nivel sanitario, porque “especies invernantes” de parásitos como las polillas y los ácaros y también de algunos hongos que “duermen” en el tronco de la vid, no resisten temperaturas tan bajas.

En este sentido, Gallego precisó que el viñedo es un cultivo que puede aguantar temperaturas de hasta 20 grados negativos, por lo que las posibilidades de que se hiele son remotas, de ahí que la nieve descargada por la borrasca Filomena no solo no perjudica a las vides, sino que reporta importantes beneficios al terreno. En concreto, resaltó que la nieve, al congelar el suelo, “hincha” la tierra que se vuelve más porosa y que, por un efecto esponja, absorbe el 100% del agua resultante del deshielo.

De hecho, según el técnico del Consejo Regulador, la nieve, además de incrementar la reserva hídrica de la planta, aporta oxígeno al suelo y “ayuda a la raíz a respirar”, especialmente en terrenos ubicados a mayor altitud que son más arcillosos o en los que predominan “chinarros” a los que les cuesta más absorber la humedad que, en este caso, han aportado la nieve y el hielo. Asimismo, subrayó que la nieve, al deshelarse poco a poco, el agua resultante se aprovecha en su totalidad y se filtra directamente al terreno, a diferencia de otros fenómenos como las lluvias que, en determinados suelos, se absorben con mayor dificultad.

Por otra parte, Gallego resaltó que la nieve descargada por Filomena “ha caído en un buen momento” porque los viñedos de la Denominación de Origen Toro se encuentran en la fase de reposo invernal, etapa que se prolongará hasta que las temperaturas superen de media los diez grados positivos y se reactive el ciclo vegetativo. En este punto, recordó que durante los meses de diciembre y enero “la planta está dormida” y que su actividad permanecerá paralizada hasta que no se produzca un ascenso de las temperaturas, que motivará el inicio de una nueva etapa en el ciclo vegetativo con la brotación de la planta.

Además, precisó que la nevada ha sido más intensa en viñedos de la Denominación de Origen Toro enclavados en municipios que se sitúan a mayor altitud como Veniabo o El Piñero, mientras que su incidencia ha sido menor en Toro o en Morales de Toro.

El veedor del Consejo Regulador también se refirió a las labores de poda de las vides que ya han iniciado algunos viticultores de la Denominación de Origen. En este sentido recordó que no es recomendable podar cuando los sarmientos “están escarchados”, ya que las bajas temperaturas pueden provocar que “se reviente el pulgar” si no se hacen cortes limpios y si se realizan muy próximos a la primera yema. Recordó Gallego que anteriores generaciones de viticultores, iniciaban la poda a finales de enero y que, en la actualidad y por otros motivos como los económicos, las labores se adelantan incluso hasta el momento en el que la planta comienza a perder la hoja. No obstante, reiteró que no se recomienda podar las cepas cuando las temperaturas no alcancen valores positivos porque, de lo contrario, la cepa puede sufrir daños.