Forman parte del rico patrimonio que atesora Toro, pero antiguos palacios y otros monumentos civiles que jalonan sus angostas calles pasan más desapercibidos para los turistas y para los propios toresanos, a pesar del importante papel que jugaron en la historia de Toro. Para poner en valor el patrimonio de civil que, a lo largo de los siglos, ha logrado conservar la ciudad, la asociación ProCulto celebró ayer una ruta guiada, que sirvió también para clausurar el curso que, durante dos días, ha analizado, de la mano de reconocidos expertos, símbolos de Toro tan importantes como el Puente Mayor, sus Casas Consistoriales o antiguos palacios que fueron habitados por algunas de las familias más influyentes de España. Chiara Sportoletti fue la encargada de guiar a las personas que disfrutaron de un recorrido, que partió de la Plaza Mayor en la que se localiza el actual Ayuntamiento, diseñado por el arquitecto Ventura Rodríguez, o la antigua casa del peso.

Acto seguido, los participantes se trasladaron al mirador del Espolón para admirar el Puente Mayor, uno de los símbolos de la ciudad que, a pesar de haber sido objeto de diversas intervenciones para garantizar su conservación, mantiene marcas de cantería que permiten confirmar que fue construido en el siglo XII, aunque cinco de sus arcos fueron añadidos con posterioridad, tal y como se puede apreciar en el trazado del tablero superior. Los participantes pudieron conocer también que el muro de contención construido en la "bardada" no se corresponde con una calzada romana o que el cauce del Duero ha variado con el paso del tiempo.

El recorrido guiado prosiguió con una visita al Alcázar, edificio sobre el que la guía explicó que, en sus orígenes, fue una fortaleza defensiva aunque, con el paso del tiempo, ha tenido diferentes usos como cárcel o matadero y, desde el 2016, cumple la función de centro de recepción de visitantes. La ruta permitió a los participantes conocer el lugar en el que existió el antiguo palacio de la familia Rodríguez Fonseca, terrenos sobre los que se construyó un edificio que, en la actualidad, acoge una entidad bancaria y, en la calle Rejadorada, conocieron la antigua casa que ocupó la familia Monroy Samaniego y los orígenes de otro edificio destacado del patrimonio toresano: el Hospital de la Cruz. Desde la calle Rejadorada los participantes se trasladaron al palacio de los Condes de Requena que, como destacó Sportoletti "es el mejor ejemplo de arquitectura palaciega del siglo XVI de Toro", ya que permite apreciar la estructura de una casa noble de la citada época. La ruta organizada por Pro Culto permitió a los participantes descubrir un patrimonio, en cierta medida infravalorado, a pesar de la importancia que tuvo en otras épocas y que fue clave en la evolución de la ciudad. Sportoletti atribuyó el menor conocimiento de los edificios y monumentos de la arquitectura civil a que, en determinados casos, es más complicado acceder a ellos porque su propiedad corresponde a particulares o porque fueron reconvertidos en conventos de clausura. Sin embargo, para la guía, el conjunto de monumentos civiles que conserva Toro es una "parte fundamental" para entender y comprender la evolución histórica, social o económica de la ciudad.

Más que en la capital

Abogó Sportoletti por "apostar por este tipo de patrimonio" porque, de hecho, Toro conserva más ejemplos destacados de arquitectura civil que la propia capital zamorana. En cuanto a su estado de conservación, reconoció que, en muchos casos, es deficiente salvo excepciones como el Hospital de la Cruz o el palacio de los Condes de Requena, que han sido readaptados para otros usos. Los citados edificios, aunque han perdido en parte su esencia, han logrado sobrevivir al paso del tiempo, gracias a su reconversión y a su adaptación para cumplir nuevas funciones. En el lado opuesto, según la guía, se situarían otros inmuebles destacados de la arquitectura civil de Toro, tales como el antiguo palacio de los Marqueses de Alcañices, del que fueron "arrancadas" las balconadas y otros elementos "más llamativos". En este punto, lamentó la sensación de "cierto abandono" que transmiten algunos edificios civiles de Toro para los que, por el momento, no se ha hallado una "fórmula eficaz" que permita paliar su deterioro y garantizar su conservación.