Juan del Álamo se convirtió ayer en el gran triunfador de la corrida de toros celebrada en la ciudad, un festejo muy esperado por los aficionados aunque los astados de la ganadería de Núñez de Tarifa no contribuyeron al espectáculo. El diestro salmantino cruzó el umbral de la puerta grande del coso toresano a hombros, tras cortar tres orejas a los dos toros de su lote, a los que con templanza y paciencia supo llevar a su terreno y extraer lo mejor, tanto con el capote como con la muleta. La plaza de toros registró media entrada y, a pesar de que la amenaza de lluvia fue constante durante todo el festejo, finalmente permitió que se desarrollara con normalidad y que los aficionados pudieran disfrutar de la tradicional corrida de toros en honor a San Agustín.

Sobre la arena, Del Álamo demostró sus ganas de triunfar en el coso toresano y logró someter a los dos astados que le tocaron en suerte. Al primero de su lote, que en todo momento se mostró distraído, consiguió dominarlo y entenderlo, lo que le permitió ofrecer al tendido brillantes tandas de naturales por ambos pitones. Su esfuerzo fue premiado con una oreja. El torero salmantino arriesgó más con el segundo morlaco de su lote, consciente de que si remataba la faena soñada cruzaría la puerta grande en Toro. Con la muleta, inició su faena de rodillas y, con templanza, logró llevar al animal a su terreno. Aunque falló con el estoque y necesitó dos intentos con el descabello para dar muerte al animal, el público pidió con insistencia las dos orejas, trofeos que finalmente fueron concedidos por la presidencia del festejo.

Volver a Toro siempre es especial para el diestro onubense David de Miranda, después de que en 2017 sufriera un revolcón en la plaza de toros de la ciudad que le apartó de los ruedos durante un año. Aunque ayer intentó repetir el éxito obtenido en la feria del 2018, el ganado impidió que volviera a cruzar la puerta grande. El torero lo intentó en sus dos faenas, pero los morlacos que le tocaron en suerte no contribuyeron al espectáculo. En el primero de su lote, un toro jabonero de 530 kilos, De Miranda se mantuvo firme sobre la arena y, aunque insistió por ambos pitones, tras fallar con el estoque, no logró el merecido trofeo. Más suerte tuvo con el sexto de la tarde al que, entregado con la muleta, consiguió sacarle algunos naturales de calidad que le sirvieron, tras una estocada certera, para cortar una oreja.

Menos suerte tuvo Finito de Córdoba quien, a pesar de su amplia experiencia sobre los ruedos, no pudo demostrar en Toro su valía por la escasa fuerza y casta de los dos morlacos de su lote. Aunque el diestro intentó en todo momento reconducir la situación en sus dos faenas, no alcanzó su objetivo. El público que se congregó en los tendidos supo valorar con sus aplausos el esfuerzo del matador, que nada pudo hacer ante dos animales faltos de fuerza y bravura. Incluso, los aficionados llegaron a pitar al cuarto de la tarde durante el arrastre.

En definitiva, el ganado elegido para la corrida de toros de San Agustín deslució en parte un festejo en el que, tan solo, Del Álamo consiguió demostrar su valía sobre la arena. La Banda de Música La Lira amenizó el festejo central de la feria taurina de Toro.