La ciudad toresana acogió estas fechas de la Semana Santa una corriente de turistas más que apreciable porque a los actos religiosos, culturales y a los atractivos monumentales se sumaron las propuestas ofrecidas por el sector de la agroalimentación y de la gastronomía.

Los visitantes se dejaban ver ayer en colectivos más o menos numerosos, en familia, en parejas, en grupos de amigos y en formaciones moteras por los ámbitos de La Colegiata, por los establecimientos de la calle Mayor, por los miradores toresanos que dan vista al puente de Piedra y a la gran vega de cultivos recorrida por el río Duero, y por los bares, establecimientos bodegueros y museos proyectados para incentivar y aprovechar el recurso turístico.

El goteo de turistas que se acercaban a ver la Colegiata de Santa María la Mayor fue constante en la mañana de ayer, y eran más que visibles los moteros que detuvieron su marcha en Toro o las personas que eligieron este núcleo para conocer y disfrutar de las bondades dispensadas en mesones, restaurantes y establecimientos de productos artesanos.

De la concurrencia del visitantes da fe el Museo del Queso Chillón que organizó el ´sábado una jornada de puertas abiertas. Gustavo Chillón indicó ayer que un total de doce personas estuvieron ocupadas en atender a los allegados.

En este caso no se prestó un servicio de visita guiada para así poder atender a los diferentes grupos. Cifra en unas 300 personas las que aprovecharon la jornada de puertas.

El Museo conmemora así el III aniversario de su apertura y lo hizo con el lema "Sumérgete en la cultura del queso". Fue una ocasión de oro para conocer los pormenores de una industria que arrancó nada menos que en el año 1890 y que muestra toda la historia del arte de elaborar uno de los productos estrella de cualquier mesa desde hace siglos: el queso.

Gustavo Chillón apuntó ayer que los interesados procedían de Zamora, Valladolid y de muy diferentes puntos de España. Todos los integrantes en los grupos organizados fueron puestos al corriente de los modos de operar y de sacar adelante el producto. Son cuatro generaciones las dedicadas al oficio y todas "las claves" para entender el mismo están presentes en el Museo.

Los pilares son la leche, los recipientes, los moldes y el material audiovisual. Con una trayectoria tan prolongada de trabajo constante y el cambio que registran los tiempos abundan las piezas de toda naturaleza. Unas y otras muestran los avances y, al tiempo, ponen a la vista las tradiciones. Los turistas no solo conocieron los antiguos y los nuevos procedimientos, también disfrutaron del queso y del vino porque pudieron degustarlos.

Toro ha sido estas fechas un lugar marcado por los turistas para vivirlo de cerca y en esencia.