La temporada de caza en el coto de Toro (ZA-10154) y el de Marialba (ZA-10797) va viento en popa gracias a la abundancia de conejo, que se está convirtiendo en la presa número uno para los miembros de la Sociedad de Cazadores local. La ausencia de perdices y la escasez de liebres, afectadas por la mixomatosis, por primera vez la plaga ha saltado desde los conejos a esta familia de lepóridos, también ha impelido a los aficionados a la actividad cinegética a volcarse en la caza de estos lagomorfos.

Durante la pasada campaña la población de conejos estaba incontrolada en toda la provincia a excepción de Toro. Mientras en otros lugares se decretaba la situación de plaga, en las tierras de caza locales la situación era diametralmente opuesta. José Antonio Melgar explicó por aquel entonces que la situación se debía al fuerte influjo de la mixomatosis y el férreo control que desde la agrupación de caza de Toro siempre se ha ejercido sobre la densidad poblacional del conejo a fin de evitar daños en las tierras de labranza. Este año, de acuerdo con los informes remitidos por la junta directiva, la coyuntura parece haberse revertido, hasta el punto de que incluso consideran que las últimas generaciones de estos animales han conseguido desarrollar una mayor resistencia a la enfermedad vírica que cada año los asola. "Los conejos están siendo la salsa de esta temporada", sentencia uno de los asiduos al coto municipal.

Por otro lado, perdiz y liebre centran las preocupaciones de los cazadores. Ya en el inicio de la campaña se establecieron limitaciones. Unas medidas que prevén el cierre del periodo de caza para estos dos animales el próximo seis de enero, tres semanas antes de que la temporada eche el cierre finalmente (el domingo 27 de enero). Asimismo, y con el fin de preservar los pocos ejemplares que se han podido observar durante este periodo otoñal, la veda de caza para liebre y perdiz no se abrió hasta el 18 de noviembre.

Los aficionados a la actividad cinegética se encuentran algo desconcertados con la baja densidad poblacional que presentan ambas especies. Especialmente en el caso de las perdices, que tras una primavera lluviosa todos las previsiones apuntaban a una buena campaña para los escopeteros. Sin embargo, de acuerdo con las declaraciones ofrecidas por los cazadores, apenas se han encontrado polluelos de un año y la mayoría de aves abatidas son las que fueron trasladas desde la zona de reserva el pasado curso por parte de la propia sociedad.

Los galgueros tampoco han disfrutado de su mejor año en lo que a la caza de la liebre se refiere. Asimismo, el miedo a que la mixomatosis sureña (descubierta por primera vez en liebres el pasado julio en Córdoba) se extienda a los cotos del norte hace que las batidas con galgos estén en sus horas más bajas.

La cuestión de los jabalíes en Toro se ha convertido en todo un embrollo cuya solución no tiene visos de aparecer en un futuro cercano. Agricultores, vecinos y cazadores afirman que hay muchos jabalíes. José Antonio Melgar afirmaba, al inicio del pasado verano, que según las estimaciones de la sociedad el número de jabalíes podía alcanzar los 300 ejemplares en las tierras que circunscriben la zona militar de Monte la Reina, territorio vedado para los cazadores a pesar de sus muchas peticiones realizadas a las diferentes administraciones responsables del área geográfica.

Los monteros señalan que los jabalíes "no son tontos" y utilizan los terrenos de Monte la Reina como refugio natural. Pero, ¿por qué es tan importante para los cazadores que se les permita realizar batidas en la zona militar?

Por una parte es cierto que los la sociedad cinegética desea poder llevar a cabo su afición en el mayor número de zonas posible, mas también es verdad que una población desaforada de jabalíes conlleva una serie de problemas para la actividad del hombre: destrozos en campos de cultivos, encuentros fortuitos que pueden acabar en ataques, accidentes de tráfico? Argumentos a los que aluden los cazadores toresanos cuando impetran al Ministerio de Defensa (propietario de los terrenos de Monte la Reina) poder llevar a cabo caza mayor en la zona militar.

A pesar de todo ello, este año los monteros han abatido cerca de 70 jabalíes en las diferentes batidas que se han llevado a cabo en los cotos de Toro y Marialba desde el mes pasado mes de agosto. Sin embargo, los aficionados demandan que los permisos concedidos por las administraciones para organizar batidas -cuatro personas al mes obtienen esta prerrogativa- son "excesivamente restrictivos para dos cotos de tantísima extensión".

Por último, cabe destacar que el coto del Pinar fue sacado a subasta por el Ayuntamiento de Toro durante el pasado verano y la Sociedad de Cazadores de Toro perdió la puja frente a otro club cinegético de la zona, que disfrutará de su explotación durante los próximos tres años.