Las parroquias de Morales de Toro, Vezdemarbán, Villalonso, Pinilla de Toro, Villardondiego y Villavendimio conforman la Unidad de Acción Pastoral de Morales de Toro. La congregación católica, cuyo fin último es la evangelización, se ha convertido en mucho más que una simple asociación de índole religioso.

En las pequeñas villas que conforman la provincia de Zamora, cada vez más aquejada por el virus de la despoblación, las entidades religiosas, así como las agrupaciones de mujeres y las formaciones folclóricas, son el salvavidas que mantiene a flote la vida social de unos pueblos que caminan por el sendero de la extinción. Procesionar un santo, organizar un taller de cocina o ataviarse con los trajes regionales para la festividad de las Águedas pueden suponer la diferencia entre la vida (social) y la muerte en un territorio cuyos municipios cuentan con poblaciones de unos pocos cientos o incluso ni eso: 95 habitantes viven en Villardondiego según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística.

Bajo estas circunstancias, la Unidad de Acción Pastoral se ha erguido como uno de los centros neurálgicos de actividad y entretenimiento. Con el horizonte evangelizador siempre en mente, los miembros de la agrupación, liderada por el párroco Francisco Ortega, han hecho de la parroquia no solo un lugar de culto y recogimiento, sino también un espacio para el esparcimiento y la fraternidad. Con especial énfasis en las fiestas religiosas (Navidad, Semana Santa, Adviento?), la sociedad cristiana organiza diferentes actividades dedicadas a todos los públicos: talleres infantiles, procesiones litúrgicas, el día del bocata, carreras solidarias, conciertos, comidas, sorteos, recogidas de alimentos, etc.

En esta ocasión, los miembros de la Unidad de Acción Pastoral han querido unirse al repique de campanas al unísono que ha sido organizado en España por la Asociación Española para la Defensa del Patrimonio Cultural y Natural, Hipania Nostra, para reivindicar este sonido "como parte fundamental" del patrimonio fundamental europeo. A esta iniciativa se han sumado más de 1.000 campanarios europeos y cerca de 300 españoles, de los cuales 36 corresponden a municipios de la provincia de Zamora. En todas ellas se han grabado pequeños vídeos que la Fundación Hispania Nostra juntará a los del resto de España para elaborar un reportaje que avale la candidatura ante la Unesco.

Aprovechando la ocasión, la Asociación de Campaneros de Zamora quiso que esta fiesta campanera sirviera también como una llamada de atención contra la despoblación, lacra de la que no se libra un solo municipio de esta tierra. Una vez más, como antaño se hiciera ante el peligro del fuego, las campanas de las iglesias zamoranas tocaron a rebato para anunciar una amenaza mucho más dañina que la de las llamas; pues esta vez el golpeo del badajo contra el metal resuena a ultimátum: vida o desaparición.