Dedica su tiempo libre a la recreación de carros en miniatura que, en otras épocas, eran el único medio de transporte que se utilizaba en Toro y en otros núcleos rurales, cuyo principal sustento era la agricultura. Ángel Hernández, conocido en Toro por el apodo de "El Bello", exhibe en estos días, en el Hotel María de Molina, parte de su colección de antiguos carros en una exposición conformada por 21 piezas con las que quiere mostrar a las nuevas generaciones la importancia que tuvo este medio de transporte, especialmente para aquellos que se dedicaban al sector agrícola.

Hernández pasó parte de su vida en Toro, ciudad en "la que me he criado" y en la que conserva una finca, aunque posteriormente fijó su residencia en Valladolid para estar más cerca de sus hijos y nietos. Sin embargo, guarda en su memoria innumerables recuerdos de su infancia y juventud estrechamente ligados a los carros que se utilizaban para transportar las uvas durante la vendimia, las almendras, la remolacha, las patatas, el grano o la paja.

Comenzó a crear carros hace aproximadamente cinco años y, aunque la primera pieza "no me salió bien", no tiró la toalla y con el paso del tiempo, ha conseguido perfeccionar su técnica y recrear, de forma fidedigna, el medio de transporte más utilizado en la década de los 50, época en la que solamente unos pocos privilegiados disponían de un tractor o un coche. Aunque ha dedicado su vida a ejercer su profesión de camionero, Hernández siempre ha mantenido una estrecha relación con la agricultura, sector al que se dedicaron sus padres. Este contacto directo con las labores del campo permitió a este toresano conocer de primera mano los carros que se usaban para el transporte y que, en los últimos años, ha recreado con todos los detalles.

De hecho, Hernández, no solo crea con madera el cuerpo del carro, sino que también emplea muchas horas en perfeccionar su trabajo con otros detalles como los costales, los cestos en los que se transportaban las uvas durante la vendimia o las redes que cubrían la paja y el grano. Incluso, elabora con sus propias manos las mulas o los caballos que tiran de los carros y que recrea en madera.

La exposición que se puede visitar en el Hotel María de Molina es la primera en la que Hernández muestra parte de su colección de carros, formada por alrededor de 70 piezas. La idea de montar esta muestra, como reconoció, surgió cuando conoció que Toro sería sede de Las Edades del Hombre y quiso complementar este importante evento cultural con una exposición de sus carros.

Con la intención de que su pasión no quede en el olvido, ha regalado carros a sus nietos y a varios amigos y no cierra la puerta a vender algunas de sus creaciones. De hecho, tiene claro que el dinero que pudiera obtener con las posibles ventas de sus piezas lo destinará a adquirir más herramientas para perfeccionar el acabado de su trabajo.