El monasterio del Sancti Spiritus de Toro fue fundado, por testamento otorgado en Valladolid el 16 de septiembre de 1307, por Teresa Gil, infanta portuguesa. Después de una larga serie de legaciones, hizo heredero universal al monasterio y facultó a los testamentarios para que eligieran el lugar donde debía erigirse. Fue la reina María de Molina quien otorgó la licencia para la fundación del monasterio, tras forzar la expropiación de unos solares particulares. El 28 de agosto de 1316, el arzobispo de Santiago y canciller del Reino de León, Don Rodrigo, puso la primera piedra de la iglesia. Las obras se acometieron con rapidez ya que, en 1330 el convento estaba habitado. En 1345, la construcción del monasterio estaba prácticamente concluida y, para cumplir la última voluntad de la fundadora, sus restos fueron trasladados a Toro desde Santo Domingo de Zamora.

En el siglo XV el monasterio albergó a miembros de la realeza castellana o a la reina Beatriz de Portugal. El último huésped ilustre fue la infanta doña Juana, hija de Carlos V. Tras su invasión en 1868, las monjas se desplazaron a Zamora y el monasterio quedó desierto hasta que en 1871 fue habitado de nuevo. El convento del Sancti Spiritus fue declarado monumento el 27 de septiembre de 1943. El monasterio cuenta con un impresionante museo y una casa de espiritualidad.