Por otra parte, este viticultor reconoció que la preocupación y el malestar de los productores de viñedo es evidente e instó a los técnicos de la Junta de Castilla y León a desplazarse a los terrenos cultivados de viñedo para comprobar, in situ, los daños que la enfermedad está ocasionando en las plantas y que «el problema es grave». No obstante, matizó que, «es más cómodo estar sentado en un despacho y dejar pasar el tiempo», sobre todo porque, ahora, tras la poda, los daños no se aprecian a simple vista y solamente volverán a aparecer cuando se produzca la brotación. Así, Segovia volvió a reclamar a la Administración que tenga en cuenta la preocupación de los viticultores porque «las enfermedades no se curan por sí solas, hay que poder remedios».

De otro lado, el representante de Coag remarcó que los viticultores también le han transmitido su preocupación ante un posible «brote muy fuerte» de la enfermedad durante esta campaña, como consecuencia de las intensas lluvias registradas durante el otoño y el invierno. En este punto, Segovia destacó que cuanta más fuerza y vigor tiene la planta la posibilidad de que la yesca se propague más rápidamente aumenta y teme que, en especial, las cepas más jóvenes que no superen los 20 años de edad, tengan que ser arrancadas en pocos años si no se adoptan medidas con carácter urgente y se aprueba la utilización de algún producto que permita detener su propagación en terrenos cultivados de viñedo.