La Azucarera de Toro ha superado el treinta por ciento de su aforo en la última semana. Un dato que supone un retraso en comparación con otras campañas al haber estado trabajando «al mínimo» prácticamente desde el inicio de la temporada de recogida. No obstante, por primera vez en los últimos meses la industria ha conseguido funcionar al cien por cien, aunque permanece la amenaza del cierre temporal si se produjeran precipitaciones de carácter durante la próxima semana. La elevada tasa de lluvias ha provocado un exceso de humedad en el campo que propicia que los agricultores se encuentren, en muchas ocasiones, ante la imposibilidad de arrancar la remolacha.

El responsable del sector remolachero del sindicato COAG, Fernando García, explica que la situación «no ha sido la mejor» desde el inicio de la campaña, aunque actualmente la recogida está recobrando el ritmo de la normalidad. «Durante semanas el campo ha estado demasiado húmedo y así es muy difícil trabajar», comenta. Sin embargo, sí confirma que en los últimos días la industria ha podido trabajar «al cien por cien» por la tregua que ha concedido la climatología.

Los agricultores se encuentran ahora a la expectativa de lo que ocurra durante los próximos días, ya que de ello depende encadenar una buena racha en el ritmo de recogida. «Si se logra pasar diciembre sin muchos problemas, se avanzará mucho para esta campaña», analiza García. En cualquier caso, la situación poco menos que pende de un hilo, ya que una sucesión de lluvias durante la semana próxima podría suponer el cierre de manera temporal de la Azucarera toresana. «Si vuelven a caer precipitaciones, probablemente se plantearía el cierre durante unos días, porque el problema que existe es que se trabaja al mínimo y no hay más remanente dentro de lo almacenado», comenta el experto en el sector.

Una situación que no solo está afectando a la industria local, sino que las fábricas de Miranda, La Bañeza y Olmedo también están sufriendo. Actualmente, en Toro se está trabajando con una media de 7.150 toneladas diarias, que son cifras similares a las de las otras industrias fabriles. Este ritmo provocará el retraso de la campaña que, a día de hoy, prevé una finalización para mediados del mes de febrero, un par de semanas después de lo habitual.

En lo que respecta a la riqueza polarimétrica, la remolacha recibida por la Azucarera de Toro está presentando unos valores que giran en torno a los 18 grados, lo que supone continuar con la línea de mejora que comenzó en la campaña anterior. «La polarización por kilo está registrando unos valores mejores que los del año pasado, rondando los 18 o 18,1 grados», explica Fernando García. De esta forma, los resultados se consideran buenos en este sentido, aunque siempre bajo la sombra de lo que los barros formados en estas tierras de encharcado fácil han podido mermar la calidad sacárica.

Así las cosas, el sector de la remolacha en la comarca de Toro se presenta ante unos días de intenso trabajo y con la vista puesta en el cielo. Son dos tercios del producto los que aún quedan por recibir en la industria que ahora mismo trabaja a un ritmo de molturación por debajo de lo que las fechas requieren, aunque sí que es cierto que este proceso no se ha visto interrumpido en los dos meses que llevan de campaña. Hasta ahora se habrían entregado en Toro, según estimaciones, de la Alianza por la unidad del campo UPA-COAG algo más trescientas mil toneladas de las 825.000 que se calculan para final de campaña.

Así las cosas, la campaña está resultando, en cuanto a datos, similar a la del curso 2011/2012. Las industrias de AB Iberia -que comprenden a Toro, Miranda de Ebro y La Bañeza- están registrando unas medias de 17,82 grados polarimétricos en riqueza y 12,19 puntos de descuento. No obstante, los resultados recogidos el pasado año serán difíciles de superar, ya que el rendimiento medio de las producciones fue de 105,1 toneladas por hectárea, lo que supuso un récord absoluto en España y en Europa y la primera vez que en un país europeo se superan las cien toneladas por hectárea