Salud mental

Ecoansiedad, el temor a sufrir un cataclismo ambiental: "Es la impotencia de ver que no hay salida"

Paula Martínez, 22 años, es activista del movimiento estudiantil Fridays for Future, que protesta contra el cambio climático

Con 17 acudió al psicólogo para gestionar la frustración que sentía ante catástrofes contra las que, más allá de protestar, no podía hacer nada

La activista climática Paula Martínez.

La activista climática Paula Martínez. / Cedida

Nieves Salinas

"Temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones". Es como la American Psychology Association (Asociación Americana de Psicología) definió la ecoansiedad, un término que ya no es nuevo y manejan los psicólogos en consulta. Una enorme preocupación que afecta al bienestar mental y describe bien la granadina Paula Martínez, 22 años, una de las portavoces en España de Fridays for Future (Viernes por el Futuro), el movimiento estudiantil de carácter mundial que lidera la activista sueca Greta Thunberg. La estudiante andaluza acudió durante un tiempo a terapia para gestionar la frustración que le producía la falta de soluciones ante la crisis climática.

Paula Martínez saca un hueco para atender a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, mientras estudia. Cursa Psicología. En parte, dice, precisamente motivada por esa angustia que a veces le causó la realidad que le envuelve. A mano, tiene datos del impacto de la ecoansiedad en jóvenes como ella, un tema sobre el que ha estado haciendo en esos días un trabajo.

"Es muy prevalente", asegura, y azota especialmente a quienes ahora tienen entre 18 y 30 años. "Se habla de que hasta un 70% de personas la sufren", señala la joven granadina. Afecta más a quienes están más implicados en el activismo, precisa. A quienes están más informados y saben que el cambio climático va mucho más allá de un tema recurrente de actualidad.

Cuando te metes en el activismo es muy fácil llenar tu vida de datos ante los que te sientes impotente y con los que no puedes cargar

Paula Martínez

— Portavoz de Fridays for Future

Paula siempre estuvo atenta cuando se hablaba de cambio climático. Cuando tenía 17 años se empezó a implicar en Fridays for Future, un movimiento global liderado y organizado por jóvenes que se puso en marcha en agosto de 2018, cuando Greta Thunberg, entonces de 15 años, inició una huelga escolar por el clima y arengó a millones de estudiantes de todo el mundo a seguir su estela: exigir a los gobiernos medidas urgentes para atajar la crisis ambiental.

El futuro del mundo

Una vez en el activismo, la estudiante comenzó a entender la gravedad de lo que sucedía. "Genera cierta ansiedad saber que, para los niños que ahora son pequeños, el mundo que conocemos, no va a sobrevivir y no vamos a poder enseñárselo a generaciones futuras", asegura.

La ansiedad, enfatiza la estudiante, se agudiza cuando esa realidad empiezas a materializarla en eventos catastróficos o en números

La ansiedad enfatiza la estudiante, se agudiza cuando "esa realidad empiezas a materializarla en eventos catastróficos o en números, a saber que ciertas cosas no van a seguir ahí; entonces empieza a hacerse más real y ahí tienes que tener más cuidado. Cuando te metes en el activismo, es muy fácil llenar tu vida de datos ante los que te sientes impotente y con los que no puedes cargar".

Antes y después

En la vida de Paula Martínez hubo un punto de inflexión. Cita que acudió a terapia a "quejarse" de la PAC -un conjunto de leyes adoptadas por la Unión Europea para constituir una política unificada en materia de agricultura en los países miembros- que iba a tener un gran impacto. "A mí me frustró mucho que se hubiera hecho tanto trabajo de activismo sobre esto y a los políticos les hubiera dado exactamente igual y decidieran seguir como siempre. Es de esos momentos en los que ves que la situación es grave, pero que la gente que tiene el poder, no quiere cambiarlo", crítica.

Hubo un momento en el que me sentí muy agradecida con mi psicólogo por entenderme

Es esa frustración "esa completa impotencia de ver que no hay salida" la que llevó a Paula a consulta. "Para mucha gente no es tanto la gravedad de la crisis climática, sino ver la reacción de la gente de alrededor. Me sentí muy agradecida con mi psicólogo por entenderme", confiesa.

Sentirse comprendida

Actualmente, ya no acude a terapia. Cada uno lo gestiona como puede, pero, justifica Paula, a ella, el estar implicada en el activismo y rodearse de personas que la comprenden, "con las que puedes hablarlo y vivirlo", le ayuda. En terapia, la principal herramienta que aprendió para manejar su ecoansiedad fue "colectivizar esos sentimientos". "Lo normal es que surja de una sensación de impotencia porque tenemos responsabilidad. Vivimos en un mundo muy individualista en el que se nos culpa de todo. Y las empresas llevan esa culpabilización por bandera", apunta.

Cuando se le pregunta a la activista si es fácil que se entienda la ecoansiedad, responde: "Todos podemos empatizar con esa ansiedad ante algo que es más grande que uno mismo. Los sentimientos que puede implicar el hecho de que haya guerras o desastres naturales, o que a la gente le llegue y se sienta sobrepasada, aunque muchas veces esa clase de emociones las guardamos un poco en el cajón. Solo tienen que dar un paso más y empatizar,", contesta a los escépticos.

El psicólogo

Martínez reconoce que estudia Psicología, entre otros motivos, por esa ansiedad que la llevó a la consulta de un psicólogo. "Me encontré a un profesional que entendía de esto, porque estaba muy implicado socialmente y hay una gran diferencia entre cuando la gente se toma en serio las preocupaciones, a cuando te dicen: 'Es que no podemos hacer nada, no pienses en ello'", indica.

Activistas españolas de Fridays for Future.

Activistas españolas de Fridays for Future. / Cedida

Con datos del primer estudio sociológico sobre los miedos de los españoles, elaborado por el Instituto IO de Investigación para la firma internacional RSM y publicado a finales de año, tras la subida de precios, una nueva guerra mundial o la crisis económica, el cambio climático se sitúa como el cuarto miedo principal (56,94%) que afecta a los españoles, seguido de la crisis energética (55,81%). Más de un 10% sitúa esa crisis como su mayor preocupación.

Segmentando la información por sexos, el estudio concluye que hay un mayor número de mujeres (24,40%) que muestran miedo a sufrir una catástrofe natural frente a los hombres (17,84%). Por ocupación, el trabajo determina que el 21,08% de la población general afirma tener miedo a una catástrofe natural, pero dentro de los trabajadores en activo, un 19,63% registra este miedo entre sus 15 mayoritarios. Este miedo se refleja en un 21,67% entre los empresarios españoles, refleja este trabajo que se publicó a finales de año.

Territorios más afectados

Para Paula Martínez la clave para concienciarse ante la crisis climática está en verlo de cerca, en vivirlo, en tomárselo en serio. Afecta más a quien vive en los territorios "del sur global: África, Sudamérica y parte de Asia, pero, en general, en todos los países hay zonas más afectadas y zonas de más privilegio. No es una cuestión de países concretos, sino de zonas. En Estados Unidos, no es lo mismo la gente que vive en la costa a la que llegan los huracanes que la gente que vive en el centro, o quien está cerca de Los Ángeles, donde se han producido grandes incendios", señala.

En España hay puntos concretos donde la sequía se está llevando por delante la calma de mucha gente

Paula Martínez

— Activista

Ya en lo local, donde a los distintos grupos que conforman el movimiento Fridays for Future les gusta desenvolverse, para ser más efectivos, se refiere a su comunidad. "En Andalucía, las olas de calor son muy extremas, la sequía que estamos viviendo se está notando más. En España hay puntos concretos donde la sequía se está llevando por delante la calma de mucha gente. Quien se lo toma en serio, y entiende de ello, como los científicos, termina entendiendo las implicaciones y les afecta mucho", afirma la activista.

Sequía en las Tablas de Daimiel.

Sequía en las Tablas de Daimiel. / EFE

Dice la activista que, si tuviera que lanzar un llamamiento público, diría a los dirigentes: "El momento es ahora. 2023, por un gran margen, ha sido el año más caluroso que hemos vivido en este planeta. No hay más tarde, no se pueden seguir retrasando los compromisos; los gobiernos pueden hacer mucho para atacar la crisis climática en cuestiones de transporte, de energía, de agricultura, de ganadería... y hay formas de hacerlo, los ecologistas lo han explicado mil veces. Solo falta la voluntad política", zanja.