Tribunales

Los cerdos ganan la batalla judicial al Ribera del Duero

La Justicia avala la construcción de una macrogranja porcina frente a viñedos en Burgos al no considerarla una instalación industrial y negar que dañe la producción

Los viticultores de la DO Ribera del Duero llevan años luchando contra estas instalaciones por la contaminación del suelo y los olores

Varios cerdos en una granja porcina de Segovia, en Castilla y León.

Varios cerdos en una granja porcina de Segovia, en Castilla y León.

Roberto Bécares

A Yolanda García, enóloga y directora de Bodegas Valduero, se le llevan los demonios al pensar que en breve puede tener una macrogranja de 6.000 cerdos muy cerca de sus 200 hectáreas de viñedo en Gumiel del Mercado. Hasta seis son las bodegas que se verán afectadas si la instalación sale adelante en este pequeño pueblo de Burgos de 300 habitantes que, sin embargo, se sitúa entre las localidades con más cepas la Ribera del Duero de toda la provincia: 1.483 hectáreas de viñedo.

“Es un problema muy grave", sostiene García, que considera que la administración se tira piedras contra su propio tejado. "Gumiel de Mercado es un pueblo viticultor, hemos generado empleo, hemos fijado población, hemos hecho mucha inversión y la propia administración también, para ahora poner una macrogranja que, además, estaría completamente rodeada de viñedos", aprecia la enóloga, que ya planea junto a numerosos bodegueros de la Denominación de Origen Ribera del Duero hacer una plataforma de afectados por las macrogranjas. 

Contaminación

La proliferación de este tipo de instalaciones en Castilla y León ha puesto en guardia a los bodegueros, que consideran que la contaminación de los purines al suelo freático puede dañar sus cultivos a medio y largo plazo además del mal olor que provocan, que es contraproducente para una parte cada vez más importante de su negocio: el enoturismo.

"Mira, yo hago mucho enoturismo porque tenemos un hotel, spa y restaurante en La Vid, donde tenemos la bodega", dice José Zapatero, director de la bodega El Lagar de Islilla, también en Burgos. "Teníamos previsto hacer un mirador donde se vieran los viñedos, junto a la sierra de Malta y la de Madrid, que además hay un castillo; al final he tenido que desechar el proyecto porque el mal olor que genera es tremendo".

Zapatero sabe ya lo que es que te planten una macrogranja frente a tus viñas. De hecho, junto a Bodegas Cuevas Jiménez, trató de frenar en los tribunales la instalación de una muy cerca de sus viñedos en San Juan del Monte. Una granja de 1.999 cabezas de ganado porcino de cebo que al no llegar a 2.000 ejemplares no necesitaba siquiera de una declaración de impacto ambiental y solo la licencia urbanística del Ayuntamiento.

Vista de las viñas de El Lagar de Isilla, en Burgos, y al fondo la macrogranja de cerdos.

Vista de las viñas de El Lagar de Isilla, en Burgos, y al fondo la macrogranja de cerdos. / EPE

El juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de Burgos determinó el pasado enero que al levantarse en un suelo rústico común estaba permitida una explotación de granja porcina y no hacían falta más autorizaciones de las que procede “conforme la legislación sectorial”.

Asimismo, estimaba que la instalación era ganadera y no industrial como denunciaban las demandantes, que argumentaron que se debían construir dos naves industriales y un edificio de oficinas con una construcción de 3.339 metros cuadrados, además de una balsa de purines de 2.000 m2, lo que provocaría que no fuera “una instalación de ganadería intensiva” como tal y requiera de muchas más autorizaciones. En su demanda judicial ponían el énfasis en que la “proliferación de industrias de producción de porcino en la zona puede conllevar grave riesgo para la actividad vitivinícola de la zona”.

Permisos

Tanto la empresa gestora de la granja, González S.A.T., como el Ayuntamiento de San Juan del Monte, esgrimieron que no necesitaban un permiso extraordinario y que las bodegas demandantes no tenían bodega ni ninguna instalación dedicada a la elaboración del vino o el enoturismo en el municipio citado “ni en sus proximidades” y que ellos solo explotan en el municipio “determinadas fincas rústicas dedicadas al cultivo de viñedo”.

Después de recurrir la sentencia, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León tumbó la petición de los demandantes al ratificar que la explotación solo es de uso ganadero “ya que no se realiza transformación de producto”, por lo que no es industrial, tal y como señala la sentencia publicada el 17 de mayo de 2023 a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, y contra la que cabe recurso antr el Supremo. 

“Nosotros no estamos en contra de las granjas de cerdo. Está claro que todo el mundo tiene el derecho a montar su empresa, pero lo que pedimos es que se regule y estas granjas se instalen donde no haya otra actividad económica. El tribunal con esa sentencia nos vino a decir que se puede poner en cualquier lugar y sin pedir permisos”, aprecia Zapatero, que considera que “es de sentido común” que una industria que se instale nueva en un sitio no genere perjuicios a “los que ya hay alrededor”. 

“Nosotros nos vimos que de la noche a la mañana empezaron a construir después de que el Ayuntamiento vendiera los terrenos. Fuimos a los juzgados porque no nos parecía correcto que se levantara una granja en un espacio que de alguna manera es muy importante de cara a la comarca”, asegura Zapatero, que tenía previsto hacer un pozo subterráneo en sus fincas debido a las exigencias que impone el cambio climático, pero ahora tiene muchas incógnitas por resolver tras la llegada de los cerdos. Lo del enoturismo lo da por zanjado: “Es que no puedes traer a nadie a los viñedos, con este olor...”  

“A nosotros no ha hecho daño porque nos la han puesto donde está la viña vieja, a la que damos mucha importancia”, prosigue el viticultor, que como muchos bodegueros de la zona teme la tendencia que se vive en la región. “Si aquí hay 2.000 cerdos lo que quieren hacer en Gumiel es una barbaridad, que son 6.000. Lo único que queremos es que se regule la situación porque va a hacer mucho daño a Castilla y León. Antes el mayor foco de granjas estaba en Mérida pero ahora hay una corriente de venirse para acá”, asegura el empresario, en plena vendimia estos días.

"Regulación laxa"

Es que aquí la regulación es mucho más laxa para las macrogranjas”, retoma Yolanda García sobre las exigencias legales para estas instalaciones, entre las que está establecer que la distancia entre una instalación porcina y el núcleo urbano pueda oscilar entre 50 metros y un kilómetro, según se trate de viviendas aisladas o no y del tamaño que tenga la explotación.

Vista de viñedos en Ribera del Duero.

Vista de viñedos en Ribera del Duero. / EPE

En el caso de Gumiel, la Junta de Castilla y León emitió un informe el pasado 5 de septiembre que sometía a información pública el proyecto de esta instalación, que pretende acoger 6.000 cerdos de cría de 20 a 120 kilogramos. Se dieron 30 días para presentar alegaciones, algo que a priori el Ayuntamiento planteaba hacer, aunque este periódico ha tratado sin éxito de confirmarlo.

“Lo que creemos los bodegueros”, aprecia García, “es que hay kilómetros y kilómetros cuadrados en esta comunidad donde no se crea nada ni se planta nada, y donde podrían ir estas granjas”. Según la directora de Valduero, el proyecto de la instalación de Gumiel estuvo “un año oculto en un cajón del Ayuntamiento” sin que les dijeran nada y de repente vieron que “iba para adelante” causando un gran perjuicio a hasta seis bodegas. 

Según datos de la Junta de Castilla y León, las macrogranjas porcinas de la zona de Ribera aumentaron su producción en 21.000 cerdos en 2022, pasando a 108.227, lo que duplica el número de habitantes que vive en la zona, según informó en su día Diario de Burgos.