Raquel L. Murias

Carmen Cervera, la baronesa Thyssen, sonríe tranquila desde que hizo las paces con su hijo Borja, ahora la familia vuelve a estar unida y espera que así sea ya para siempre. Acaba de editar las memorias de su difunto marido Heini, "Yo, el barón Thyssen". Un libro redactado con la ayuda del periodista José Antonio Olivar, y en el que, según ella, solo se cuentan "verdades". La baronesa asegura a "La Nueva España", periódico del mismo grupo editorial de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, que hace oídos sordos a todos los que aseguran que ella ha metido mano para contar la historia a su manera, porque su intención no ha sido otra que mostrar al mundo la historia de "un personaje histórico".

-¿Por qué surge la idea de escribir las memorias?

-Las memorias las dejó hechas, en parte grabadas y en parte escritas, mi marido. El noventa y nueve por ciento del libro es Heini en sus propias palabras, porque las hemos querido respetar escrupulosamente. Lo más importante es que el libro refleja su carácter, su forma de pensar y de enfrentarse a la vida, así como lo divertido que era. A través de estas memorias queda reflejada la II Guerra Mundial, en la que Heini no tomó parte porque no era ciudadano holandés y estaba estudiando en Suiza, país neutral. Y queda reflejada también la postguerra en la que sí que tuvo que luchar: primero para, con tan solo 23 años, rescatar y sacar a flote el centenar de empresas de la familia, y después, para reunir de nuevo la colección de cuadros que sus hermanos, sin respetar el deseo de su padre, se repartieron. En éste sentido, el libro es un libro de historia porque Heini fue un personaje histórico que, además de levantar un imperio económico, consiguió reunir la colección privada más importante del mundo.

-¿Cómo era el barón?

-Heini era una persona maravillosa. Jamás mentía, nunca decía una cosa por otra. Y era siempre muy claro y muy directo. Era un hombre excepcional.

-Ahora que ha resuelto los problemas con su hijo Borja, ¿cómo se siente?

-Muy feliz. No podría sentirme de otra manera. Borja y sus hijos, al igual que las gemelas Carmen y Sabina, son lo más importante que tengo. Y los dos estamos de acuerdo en que, de ahora en adelante, se borran las asperezas y malentendidos que pudo haber entre nosotros, y no se habla del pasado. Mis puertas siempre han estado abiertas y ahora ellos me las han abierto a mí. Por eso repito que me siento muy feliz.

-¿Llegó a pensar que nunca podría recuperar a su hijo?

-A una madre jamás se le pasa tal pensamiento por la cabeza. Siempre tuve el convencimiento de que las cosas se podían arreglar. Borja sabe que lo necesito y va a empezar a estar más conmigo. Una colección privada no es fácil y tenemos que estar juntos en esa tarea. Hasta ahora he llevado todas las cosas yo sola y ahora él va a empezar a ayudarme.

-¿Fue el barón el gran amor de su vida?

-Por supuesto. Aunque, para ser sincera, hay que reconocer que en la vida de una persona hay diferentes etapas. En su momento, Lex Barker, mi primer marido, también fue el hombre de mi vida mientras vivió. Pero un día del verano de 1981 en Cerdeña el destino quiso que Heini y yo nos conociéramos en una fiesta y ahí comenzó el capítulo más determinante de mi vida en todos los sentidos. La primera vez que nuestras miradas se cruzaron fue algo mágico. Muchas veces he pensado "qué pena no haber sido su primera esposa", y es que lo hubiéramos pasado fenomenal toda la vida. Nuestra relación fue siempre muy romántica. Heini me decía que estábamos hechos los dos de la misma esencia.

-¿Qué pueden descubrir los lectores en este libro?

-Verdades. Van a ver al barón tal cual era. La vida de Heini no se puede reducir, por ejemplo, al hecho de que se haya casado cinco veces. Leyendo algunos comentarios, da la sensación de que fue un don Juan, un Casanova?En realidad, de los dieciséis capítulos del libro, tan solo uno está dedicado a sus ex mujeres porque han formado parte de su vida. Y, sin embargo, se le ha dado importancia a esta parte por aquello del morbo. Pero el libro es mucho más.

-¿Por qué se decidió por José Antonio Olivar para redactar los textos?

-José Antonio Olivar, director adjunto de "Hola", estuvo en nuestra boda en 1985 y, poco después, hizo un relato de la vida de Heini, que comenzaba así: "Cuando yo nací, solo me estaba esperando mi abuelo August": justo la misma frase con la que comienza ahora el libro "Yo, el barón Thyssen". Tiempo después, Heini y yo le hicimos entrega de las grabaciones y anotaciones de mi marido, y poco a poco fue naciendo el libro de memorias. Lo que se hizo fue poner en orden todo lo relatado en primera persona por Heini.

-¿Qué le diría a toda esa gente que dice que usted ha cambiado parte de la historia con el barón?

-Nunca me ha importado el qué dirán y no me va a importar ahora. Y quiero dejar claro que yo no he cambiado absolutamente nada.

-¿Cómo es el día a día de la baronesa?

-Mi día a día es trabajar desde que me despierto y suelo madrugar mucho. Hay muchas personas que dependen de mí. Y están, por otra parte, mis colecciones: la que está prestada al Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, que en principio era un préstamo por once años y ya son quince años cediéndola gratuitamente; y la del museo Carmen Thyssen de Málaga, también cedida por unos años, también gratuitamente

-¿Le queda algún sueño por cumplir?

-Mi mayor sueño quedó cumplido cuando, tras renunciar a muchas de las cosas que, según la ley suiza, me pertenecían como esposa de Heini, conseguí que mi marido viera reunida su colección en el museo de Madrid en 1992. Pero, por supuesto, que siempre hay sueños incumplidos. En mi caso, está todo lo relacionado con el futuro de mis tres hijos, Borja, Carmen y Sabina, y los hijos de mis hijos.

-¿Qué es el arte para usted?

-El arte si tratas de comprenderlo y sabes mirar es algo apasionante.

-Y España ¿trata bien a la cultura y al arte?

-Estamos viviendo una época de agobio grande y creo que el arte necesita más dedicación.

-Baronesa, confiésenos un secreto, ¿cuál es el capricho que más le gusta darse?

-Mi mayor capricho es tener tiempo libre.

-¿Volverá a enamorarse?

-No.

-¿Cómo pasará la próxima Navidad?

-Espero que sea en familia como deber ser la Navidad.

-Si volviera a nacer ¿volvería a vivir la misma vida que ha vivido?

-Sí, pero creo que cambiaría algunas cosas.