Futbolistas, toreros, profesores, jinetes, bailaores y hasta políticos. Nadie se salva del ojo de Tráfico y personajes famosos que deberían dar ejemplo al volante han sido sorprendidos por el radar o por los agentes de la Guardia Civil cometiendo graves infracciones.

El último caso conocido es el del jugador brasileño del Real Madrid Marcelo Vieira, que sin ningún punto en su carné se saltó un ceda el paso nada más abandonar en su coche la ciudad deportiva de su club. Los árbitros, o sea los agentes de la Guardia Civil, se percataron de su infracción, le pararon y constataron que a Marcelo no le quedaba ni un solo punto. Tarjeta roja y al juez. Tan grave como este comportamiento fue el de su compañero de equipo, el francés Karim Benzema, pillado a 216 kilómetros por hora, más del doble de la velocidad permitida en la M-40 de Madrid. Ese mismo día, el 3 de febrero, otro futbolista merengue, Essien, también eligió la misma carretera para circular a 150 kilómetros por hora y también fue multado. Se cuenta que en el mismo momento que fue sorprendido Benzema, otro jugador blanco circulaba tan rápido -casi 260 kilómetros por hora- con su vehículo de alta gama que el radar no pudo siquiera fotografiarle.

Más osado fue el jugador del Rayo Vallecano Pedro Botelho, que ni siquiera tiene carné de conducir y se chocó contra un vehículo camuflado de la Policía. Para colmo, dio positivo en el control de alcoholemia.

Fuera ya del césped, y ya en la arena, el torero José Ortega Cano tampoco colocó a su bebé en la sillita reglamentaria ni se puso el cinturón de seguridad. Por fortuna no ocurrió nada, como sí lamentablemente sucedió en mayo de 2011 cuando el diestro protagonizó un accidente de tráfico en el que murió el conductor del otro vehículo. Ortega Cano se enfrenta a una petición de cuatro años de cárcel por este siniestro.

Los políticos tampoco se han librado. Así, el entonces presidente de las Nuevas Generaciones del PP Ignacio Uriarte tuvo que dimitir ese mismo año como vocal de la comisión de Seguridad Vial del Congreso al dar positivo en un control de alcoholemia.

Y si un caso llenó páginas de periódicos fue el del bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, «Farruquito», quien en enero de 2007 tuvo que ingresar en la cárcel para cumplir una condena de dos años por atropellar a un hombre en Sevilla y conducir sin carné. Por si fuera poco, huyó.