La primera visita de Estado a España del presidente francés, Nicolas Sarkozy, será recordada, sobre todo, por la forma en que la primera dama gala deslumbró a España. Hasta Sonsoles Espinosa sucumbió ayer al encanto de Carla Bruni y, en un gesto inédito, salió a recibirla a las escalinatas de La Moncloa, con posado incluido.

El lunes ya se pudo comprobar que Sarkozy iba a quedar eclipsado, mediáticamente, por su esposa. El saludo entre la Princesa Letizia y la Bruni en La Zarzuela fue una de las instantáneas más esperadas. Ayer, Bruni no pudo ser tan camaleónica como el lunes, cuando se cambió de ropa tres veces –el recibimiento oficial de los Reyes, donde se saltó el protocolo y la reverencia, el almuerzo en La Zarzuela y la cena de gala–; pero, sentada en la tribuna de invitados del Congreso, mientras su marido pronunciaba su discurso, captó todas las miradas.

Bruni visitó junto a la Reina el Museo que lleva su nombre. Después acudió a almorzar en La Moncloa con la esposa de Zapatero, de pantalón y chaqueta corta. Sonsoles salió a recibirla con un conjunto gris y negro, de pantalón con una chaqueta de tres cuartos.

Mientras Carla Bruni y Sonsoles Espinosa reinaban ante las cámaras las críticas periodísticas se cebaban ayer con el modelo que lució la Princesa Letizia en la cena de gala.

Al traje platino se le quitó el cuello, se le añadieron bordados y se abrió el polisón para añadir la cola de encaje.

Letizia poco podía hacer ante el rojo espectacular de la Reina y el traje de noche azul Prusia de Carla. La princesa lucía triste, dicen.