La ex tenista Monica Seles estaba en lo más alto a principios de los 90. En 1991 alcanzaba el número uno, pero dos años más tarde su vida giró 180 grados después de que un admirador la apuñalara. Tuvo que dejar el deporte un tiempo y su cuerpo, acostumbrado a los duros entrenamientos se resintió. Ahí fue cuando Monica comenzó a tener problemas con la alimentación. «La comida era mi mejor amiga», señala la tenista que recientemente confesó que padeció bulimia durante nueve años. Señala que se daba verdaderos atracones para sentirse mejor, ya que sufría estrés y tuvo problemas psicológicos tras el ataque. Esta situación se agravó cuando en 1998 su padre falleció. «Me sentía sola y sólo comía», explica, «comer de esa manera era mi mecanismo de defensa. Yo utilizaba la comida para "curar" mi estrés».