El obispo de Zamora, Fernando Valera Sánchez, reconoció, en la homilía de la misa crismal celebrada en la Catedral de Zamora la mañana del Miércoles Santo, que "no son tiempos fáciles y que no podemos negar la aridez actual que afecta y nos inquieta en nuestro camino sacerdotal".
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El prelado aludió a que es una época en la que "Dios parece ser llevado a los márgenes, en la que escasean las vocaciones, en la que el envejecimiento hace cerrar casas y convertir a la Iglesia en una institución periférica para la gente".
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Monseñor Valera alentó a "no ceder al miedo y al desánimo" en un tiempo complejo porque "el Padre siempre actúa". Los sacerdotes, insistió, deben mirar el mundo desde la fe, confiados en el Señor estará con ellos "todos los días, hasta el fin del mundo".
El obispo, que parafraseó unas palabras de Benedicto XVI en una misa crismal, remarcó que "pertenecemos a esta Diócesis de Zamora, a una familia, a un presbiterio" y enfatizó cuatro conceptos presentes en la renovación de sus votos de ordenación, disponibilidad, santificación y fraternidad sacramental.
Además, indicó que "cuando miramos nuestro presbiterio encontramos un estilo sacerdotal que da un sabor de autenticidad de una vida bendecida por el Señor. ¡Cuántos de vosotros con vuestra entrega me decís que el amor lo es todo! Que vuestro vivir sencillo está hecho de disponibilidad y entrega", les dijo. Las últimas palabras de la homilía fueron un público agradecimiento a todos los curas. "Gracias por ser sacerdotes".
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A continuación, el obispo Fernando Valera Sánchez escuchó cómo los sacerdotes renovaron los compromisos adquiridos en su ordenación sacerdotal y pidió también a los fieles que orase por los sacerdotes y por él mismo para que cumplieran con la misión encomendada. También consagró el santo crisma y bendijo el óleo que servirá para ungir a los nuevos bautizados, para signar a los confirmados y para ordenar a sacerdotes y obispos, así como el óleo empleado en la unción de los enfermos.
Obispo emérito de Chimbote
La eucaristía contó con la asistencia del obispo emérito de Chimbote de origen sayagués, Ángel Francisco Simón Piorno, el presbiterio zamorano y un significativo número de laicos y religiosos.