Bercianos de Aliste, sus hombres y sus mujeres unidos en pos de la devoción y la tradición más pura y rural, se metieron ayer de lleno en la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth. Fue con la celebración de un Jueves Santo, donde las capas pardas alistanas de honras y respeto son las grandes protagonistas en la primera jornada de riguroso luto y profundo dolor de su Semana Santa, declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional en 2011 y Bien de Interés Cultural en 2014.

Día propio de Pasión y Muerte como hace ya 1986 años allá por el Huerto de Getsemaní y el Gólgota, amenazantes nubarrones, cielo sin sol y unos verdes campos cubiertos por el, por una vez, tenebroso manto de la lluvia y la incertidumbre de la inminente Crucifixión. A las 16.30 horas el templo se fue llenado de corazones y almas de negro y pardo. Los "Pedros", Faúndez Mayo y García González abrieron la eucaristía en la Cena del Señor y llegó el lavatorio de pies, donde el Señor lava los doloridos "carcañales" a los discípulos, el cura a su feligreses. Que "cuando llega la hora solo los actos de cada uno buscan el equilibrio en la balanza esa vida que termina camino del más allá" sentencia un anciano.

Se canta a la vida y a la muerte, al principio y al fin: alistanos y alistanas de Bercianos entonan el "Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra Paz a los hombres". Las campanas repican para enmudecer cuanto el canto termina: Jesús, el de la "Tí María" de Nazareth, nacido por circunstancias e la vida allá por Belén de Judá, ha muerto: dolor y luto a la vera del río Aliste. El bronce guardará silencio dos noches y tres días, -se llamará al rezo con la matracola de negrillo-, hasta la resurrección en la Vigilia Pascual la anochecida de Sábado Santo.

Es la vida un valle de lágrimas y la muerte se abre paso camino del Calvario. Los mozos abren la comitiva camino de la "Vereda de Galicia" (caminantes gallegos camino de Castilla por Aliste a los que "cantó" Rosalía de Castro), con los pendones ondeando al viento. ¿Improvisación?: ninguna. Hoy el "Pendón Morado" abre la comitiva fúnebre y tras el "Pendón Negro". Mañana, en Viernes Santo, día de muerte y sepelio, el negro precederá al morado. Desgarradoras hasta el infinito en esta vida finita (con final asegurado), resonaron las voces de los hombres de capa parda, de las mujeres de mantón negro, negro pañuelo y medias negras, con su crucificado, ayer el "Cristo Pequeño" o "Cristo de la Cofradía", ahora del Santo Entierro, antaño de la Santa Vera Cruz, que acompaña a cada vecino en su entierro y último viaje hacia la eternidad.

Bercianos contó con el más ilustre artesano de capas pardas. La señora María Pérez Blanco, "la del panadero" (Demetrio) ha tomado el relevo y de su arte, pericia y manos salen ya las para las nuevas generaciones de cofrades las capas pardas elaboradas con paños pardos de lana de oveja castellana negra.