Invitó Rufo Martínez de Paz, presidente de la Cofradía del Silencio, a todos los presentes, cofrades y público, a que participaran en el vía crucis alternativo a la plegaria y la procesión, suspendidas por causa de la lluvia. Y le tomaron la palabra. Centenares de cofrades y fieles se dirigieron a la Catedral para ver de cerca al Cristo de las Injurias, que apenas podía moverse de la entrada dada la cantidad de gente que le rodeaba y participar en el acto religioso. Un tímido aplauso había salido de las filas de los pacientes espectadores cuando se anunció la suspensión para dar ánimos a los cofrades. Y mucho respeto tuvo ese mismo público cuando participó masivamente en el vía crucis de la Catedral.

No todos siguieron este camino. Los cargadores de los pebeteros aguantaron el chaparrón y se dirigieron con la mayor celeridad posible hasta la panera de la Junta pro Semana Santa, donde refugiaron provisionalmente los valiosos elementos procesionales. Y también otro buen número de cofrades y espectadores enfilaron el camino de las rúas para dirigirse al centro de la ciudad, toda vez que se había consumado la imposibilidad de salir en procesión.

Ahora solo queda esperar que lo sucedido en la tarde de este Miércoles Santo se quede aquí, si bien la previsiones para el resto de la semana, sobre todo la jornada de hoy, no son nada halagüeñas.