La Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad de Toro presentó ayer el resultado de la restauración ejecutada en la imagen del Cristo de la Expiración, atribuida a Esteban de Rueda y Sebastián Ducete y tallada a principios del siglo XVII. El presidente de la cofradía, Agustín Arias, recordó que la idea de someter la talla a una rehabilitación surgió en 2016, después de que fueran detectados varios problemas, aunque hasta octubre del pasado año no fue trasladada al taller diocesano de restauración que se ha encargado de renovar la imagen del Crucificado. El director del taller, Bernardo Medina y la restauradora Patricia Ganado han trabajado durante seis meses en la rehabilitación del Cristo de la Expiración y el coste de estas labores ha rondado los 8.000 euros, que han sido sufragados al 60% por la cofradía, mientras que el 40% restante lo ha aportado La Colegiata. En este punto, Arias destacó que la cofradía ha tenido que destinar a este proyecto una subvención concedida por la Junta Pro Semana Santa, que Medina ha trabajado de forma altruista, y que la única institución que ha respondido a la petición de colaboración ha sido la Fundación Caja Rural.

En esta presentación, Ganado calificó de "regular" el estado de conservación de la talla, a la vez que precisó que la restauración ha sido compleja, sobre todo a la hora de fijar los criterios de aplicación de los tratamientos. Así, además de someter a la imagen a una limpieza integral, también se han eliminado los "gruesos" repintes del paño de pureza y de los cabellos. Además, Ganado resaltó el deterioro de las manos que presentaban "dedos rotos y otros repuestos con resinas" y que han sido retallados en las partes que no se conservaban, aunque también destacó que junto a ambos brazos existían grietas "con mucha holgura" que hacían presuponer que se pudieran desmontar, patología común en Crucificados que procesionan.

Por su parte, Medina subrayó que la imagen fue esculpida con madera de pino, por lo que está expuesta a las variaciones de humedad, a la vez que resaltó que, al no tratarse de un Cristo concebido para salir en procesión, "ha sufrido en las uniones de los brazos". Tras su restauración, la imagen luce también una nueva cartela y la corona ha sido sustituida por otra de cuerda de pita antigua.