El coro del Espíritu Santo fue el protagonista de la procesión de este año porque se cumplía un aniversario, el número 40, desde que incorporara las composiciones del maestro Miguel Manzano que tanto aportaron a la esencia de la hermandad y de la Semana Santa zamorana en general.

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Procesión del Espíritu Santo

Fue una noche agradable para cumplir el aniversario, nada que ver con la del pasado año en la que muchos hermanos la empezaron ya calados hasta los huesos después de aguantar el chaparrón a la intemperie. Esta vez hubo más suerte, y los hermanos, congregados en la iglesia, pudieron salir sin mayores contratiempos en cuanto se cumplió el ritual de escuchar las palabras del abad, Juan Antonio Haedo y rezar con el capellán, José María Diego Pascual.

Los hermanos salieron ordenadamente desde el templo del Espíritu Santo, siguiendo la estela que marcaban la cruz de guía y el pendón que, casi sin quererlo, anuncian a los miles de espectadores que pueblan las calles de que es hora de guardar silencio porque enseguida llegan los hermanos penitentes con sus hábitos monacales.

La procesión es sencilla y en eso radica su belleza. El Cristo, que prácticamente cierra el desfile, es una talla datada a finales del siglo XIV y de autor anónimo llevado sobre unas austeras andas e iluminado por los cirios de los tenebrarios que le proporcionan una imagen única, sobre todo cuando marcha entre las estrechas calles del Casco Antiguo al son que marcan los tambores destemplados. El incensario y el campanil se intercalan entre las filas de cofrades con su marcha austera, con el ritmo que marcan las varas cuando golpean el suelo.

Es precisamente el paso por las estrechas calles del Casco Antiguo lo que proporciona los momentos estéticamente más relevantes de la procesión. Junto con otros hitos ciertamente sobresalientes, como el canto del "Christus factus est" en el atrio de la Catedra, y a partir de este año, el "Per Crucem Christi", una nueva composición del Maestro Miguel Manzano para el coro de la hermandad. Se interpretó por primera vez en la procesión precisamente ayer, en el momento en que el desfile se recompone para iniciar el camino de regreso desde la Catedral hasta el modesto tempo del Espíritu Santo.

Es año de conmemoración de una música, que completa el "Crux Fidelis" cantado por el coro en distintos momentos del recorrido, y que dota a la procesión del Espíritu Santo de una pátina especial. Y por eso el coro también estaba de "reestreno", ya que la pedrea de la lotería permitió acometer la restauración los libros del siglo XVII que portan los cantores.

Con la procesión del Viernes de Dolores empieza verdaderamente la celebración popular de la Semana Santa de Zamora. Hay ganas de Semana Santa en las calles y eso se nota en el recorrido del desfile, que congrega a miles de espectadores que siguen la manifestación de religiosidad popular en el más absoluto de los silencios.