"Viva La Soledad y la devoción que adora a la madre del Dios -hijo- que es reina, madre y señora". Así comenzaba ayer Vicente Díez Llamas la exaltación a la Virgen de la Soledad en la iglesia de San Juan. El zamorano, de 36 años y jefe de Protocolo en las Cortes de Castilla y León, fue el encargado de pronunciar el discurso poético a la imagen de mayor devoción de la Cofradía Jesús Nazareno.

Con un emotivo recuerdo a Laura Luelmo y con versos de Claudio Rodríguez, Gerardo Diego, Carlos Rodríguez Díaz o Leopoldo Panero, además de propios, Vicente Díez Llamas elogió a La Soledad con sentidas palabras. "No se puede -si se es buen zamorano y cofrade-, entender la vida sin ella", aseguraba. Si bien es cierto que el joven zamorano no es hermano de Jesús Nazareno, su vínculo con la cofradía viene de familia, heredado sobre todo de su madre, "quien cuidó su medalla del lazo Nazareno cada Sábado Santo como si se tratara del mejor tesoro personal"; y de su abuelo Vicente, a quien recordó en su intervención como "turbado hasta el tuétano al relatar sus vivencias bajo esos banzos del alma, mirando la foto eterna de Quintas enmarcada en el salón de casa".

Con referencias al "acierto" de Ramón Álvarez para dibujarla, Díez Llamas se confesó afortunado de ser el elegido para realizar la exaltación en un acto que finalizó apelando a la entrada de la luz que se cuela entre las manos entrelazadas de la imagen en "nuestros corazones angustiados" y ensalzando a la Congregación, esa "gran Cofradía de uniones y lazos irrompibles que es la Congregación de todos, sin excepciones ni desalientos, capitana divinizada de un sentimiento común".