"La desaparición de las Damas de la Soledad fue una traición por parte del obispo, Gregorio Martínez Sacristán, y sus adláteres, que a fecha de hoy sigue sin darnos ninguna explicación". Así se expresa Irma María Gómez Fernández, quien fuera secretaria de la última directiva de la desaparecida sección de Damas de Jesús Nazareno, protagonista ayer el primer acto de Exaltación Literaria a la Virgen de la Soledad. La intervención de Gómez, perteneciente a una de las familias con más raigambre en la Semana Santa Zamorana, (los "Pintas") se centró sobre todo en sus vivencias en torno a la figura de la Virgen, en distintas épocas, a la que no ha dejado de acompañar antes, durante y después de ser directiva como hermana de fila.

Pero poco antes de pronunciar el discurso, Gómez recordó para este diario cómo vivió desde dentro el "doloroso" proceso de disolución de la sección de Damas. La exsecretaria explica que "el problema de base es que nosotros no buscamos esta situación, que es lo que la gente de Zamora no quiere llegar a saber". Es decir, la directiva de las Damas de la Soledad nunca tomó la iniciativa para independizarse como cofradía. Según su versión fue el Obispado quien indica a las Damas que, ante el obligado cambio de estatutos de Jesús Nazareno por el estatuto marco, que le obligaba a convertirse en hermandad mixta "a lo mejor cabe la posibilidad de convertirse en cofradía". Las Damas advierten al obispo de las dificultades de la empresa.

Según relata Irma Gómez "tontas no somos y lo advertimos, porque sabíamos lo que podía provocar. Advertimos a don Gregorio que "la Virgen es de ellos (Jesús Nazareno), el desfile es de ellos, que no son receptivos, que no van a querer", pero él (el obispo), decía, "aquí estoy yo". Si tu eres cristiana creyente y estas en esto por amor al arte, ¿si no te fías del obispo, de quién te vas a fiar?". Total que la directiva de las Damas "estuvimos un año trabajando codo con codo con el Obispado, contando con el apoyo del obispo. Y de buenas a primeras, sin ninguna explicación, nos encontramos con que no sólo no éramos cofradía sino que desaparecía la sección. Ahí había una serie de intereses entre cofradía y Obispado que yo desconozco, pero pagamos los platos rotos las ocho directivas de la sección y, de rebote, las tres mil damas".

El resultado, a juicio de Irma Gómez, no ha sido el mejor. "Ahora te venden que somos una cofradía mixta, pero no es verdad. ¿Se puede ser mixta con dos listados y con dos mayordomías diferentes?". La exsecretaria está convencida de que en caso de que se hubieran convertido en mixta realmente cofradía y sección los problemas organizativos los habría tenido el Sábado porque "muy pocas damas se habrían decantado por desfilar el Viernes y sin embargo hay muchos hombres devotos de la Soledad". Con el acto de ayer Irma Gómez quiere pasar página, aunque no oculta la "espina que llevo clavada. Porque yo me quería haber ido si no podía aportar más, no que me echen por la puerta de atrás".