Toro se ha encomendado a las artes como elemento potenciador del turismo a través de La Iberoamericana. Pero no es la primera vez que la cultura es la gran protagonista en la ciudad del vino. De hecho, tan solo hay que trasladarse cinco años atrás, hasta 2016, para comprobar cómo la edición Aqva de Las Edades del Hombre fue un auténtico revulsivo para los intereses toresanos. No en vano, se multiplicaron las cifras de visitantes, las de pernoctaciones y las de consumo. Todo ello, bajo el indiscutible sello de la muestra de arte sacro más importante de Europa.

Como en ediciones anteriores de Las Edades del Hombre, Aqva supuso un antes y un después para Toro y sus alrededores y contribuyó a la difusión del patrimonio de toda la provincia de Zamora y sus localidades vecinas de Valladolid, en lugares como Casaseca de las Chanas, Villamayor de Campos, Mota del Marqués o la capital zamorana, con el proyecto Zamora Románica. Una riqueza cultural y artística que, junto a la excelsa gastronomía de Toro y del conjunto de la provincia de Zamora, contribuyeron a cosechar ese éxito sin paliativos de público durante los siete meses de duración de la muestra.

Largas colas para entrar en la exposición de Las Edades en la Colegiata de Toro. Sobre estas líneas, visitas al alcázar de la ciudad, ya rehabilitado.| M. J. C.

La exposición Aqva cerró sus puertas con cerca de 250.000 visitantes habiendo pasado por las diferentes sedes, entre las que destacó la Colegiata de Santa María la Mayor. Durante los siete meses de la exposición, se incrementó el número de turistas un 6,38% en el conjunto de la provincia de Zamora hasta los 206.683 visitantes, así como el número de pernoctaciones hasta en un 4,05%, con un total de 23.447. Una incidencia que repercutió de manera significativa en el ámbito del turismo rural de la provincia, cuyos incrementos se elevaron un 17% en viajeros, con 29.186, y un 15,73% en pernoctaciones, con más de 65.000.

La exposición, que fue inaugurada en el mes de abril por parte de la reina emérita doña Sofía, abordó el agua como elemento antropológico, geográfico, evangelizador, bíblico, eclesiológico, sacramental o ecológico. En total, se dieron cita entre la Colegiata de San María la Mayor y la iglesia del Santo Sepulcro hasta 137 obras de diferentes diócesis. El hilo conductor fue distribuido en seis capítulos, cuatro en la Colegiata y dos en la iglesia del Santo Sepulcro, que llevaron por título “Agua de Vida”, “Preparando caminos”, “Los cielos se abrieron”, “Cristo, fuente de agua viva”, “El Bautismo que nos salva” y “Nacidos de nuevo por el agua y el espíritu”.

Las Edades de la transformación

La edición Aqva de Las Edades del Hombre sirvió, no solo para poner patas arriba los datos de turismo de la ciudad de Toro, sino también para restaurar elementos que necesitaban de una intervención y que encontraron con esta exposición la mejor excusa. Ese fue el caso del alcázar de Toro, donde se instaló el centro de recepción de visitantes tras una restauración parcial en la que el Ayuntamiento invirtió alrededor de 100.000 euros.

Y es que, la exposición de Las Edades del Hombre se ha convertido en una suerte de lotería para los municipios que tienen la oportunidad de organizarla, habida cuenta del potencial inversor que demuestra la administración en los meses anteriores a cada inauguración. A este respecto, la Junta de Castilla y León ha cosechado un gran éxito en materia de restauración y difusión del patrimonio en el ámbito nacional e internacional, al acumular más de 2.000 obras de arte restauradas, más de una treintena de templos, en torno a 5.000 piezas expuestas y más de once millones de visitantes. Solo en el caso de Toro, por ejemplo, la inversión en materia de restauración y promoción del patrimonio estuvo por encima de los cuatro millones de euros.

La Iberoamericana, tras su primera edición, ha superado en parámetros a Las Edades del Hombre. Y esa es la mejor de las noticias para el futuro de la ciudad de Toro.