A nivel educativo este curso ha estado marcado por la derogación de la LOMCE y la aprobación de la LOMLOE, cuya aplicación y concreción se desarrollará en los próximos 3 cursos.

La nueva ley pretende acabar con el carácter memorístico de la enseñanza encarnada por la LOMCE, la conocida como ley Wert, y restituye el protagonismo del enfoque competencial patrocinado por la Unión Europea y la OCDE. Vuelven así a tomar protagonismo las competencias, concepto utilizado en el mundo económico y que se ha incorporado al mundo de la educación, incluyendo el llamado “espíritu emprendedor” y otros conceptos cuestionables que impregnan la legislación educativa.

El enfoque competencial permite la personalización y da mayor autonomía a los centros. Según Cesar Coll, uno de los expertos que han participado en el desarrollo del nuevo currículo, esto exige a las Administraciones educativas la necesidad de crear las condiciones adecuadas en las comunidades educativas para hacerlo posible.

El carácter integrador e inclusivo del currículo hace necesaria también una organización del conocimiento que corrija la excesiva compartimentación y asegure una formación interdisciplinar consensuada con la comunidad educativa partiendo de las necesidades del alumnado.

La LOMLOE implementa medidas organizativas y de funcionamiento de los centros educativos estructuradas en torno a 3 conceptos claves:

-Perfil competencial actualizado.

-Nuevos conocimientos.

-Desarrollar los modos de vida sostenibles

Esto requiere una nueva síntesis y una nueva estructura que va más allá de formar al profesorado y dar autonomía a los centros educativos. Ambos elementos, esenciales en el proceso educativo, necesitan poder participar en el proceso de experimentación que contribuya a una nueva conciencia ecosocial.

Para ello queremos plantear la necesidad de un currículo con un ENFOQUE ECOSOCIAL vertebrado por los grandes retos de la sociedad actual: crisis climática, sostenibilidad, cohesión social y calidad democrática.

Entre las competencias transversales de la ley se incluyen las llamadas “competencias sociales y cívicas”, que pretenden llevar a un sentimiento de participación ciudadana por parte de los estudiantes que los convierta en protagonistas activos de una sociedad sostenible.

Sin embargo, estamos educando a una generación que afrontará retos ambientales de extraordinaria envergadura, algunos de los cuales ya los hemos empezado a afrontar. La situación actual y las perspectivas futuras del medio ambiente hacen pensar que la inclusión de una competencia ecosocial será clave en el futuro del alumnado y de nuestra sociedad de la que formarán parte esencial.

Necesitamos formar una ciudadanía activa, participativa donde la figura del profesorado busca el equilibrio entre el conocer, saber hacer, convivir y ser, pilares fundamentales que han de trabajarse en los distintos contextos.

Esta reforma planteada no será posible sin los recursos, la inversión y la formación necesaria para que la comunidad educativa ponga en marcha esta competencia ecosocial que nos llevará a una sociedad más igualitaria.

Rosalina Miguel Sánchez

Profesora de E. Secundaria