La Opinión de Zamora

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Jose A Herce

La “Casilla 107” del IRPF y la lucha contra la despoblación

La palanca fiscal para la repoblación está ahora arriba en la agenda enmarañada en la sobrepuja política de la aprobación de los presupuestos

Ahorros en vivienda

En la Declaración de la Renta de 2020, correspondiente al ejercicio 2019, la recaudación por las “casillas” para la asignación tributaria a la Iglesia Católica (casilla 105 de la declaración) y para asignación a actividades de interés social (casilla 106) ascendió a, respectivamente, 276,9 y 386,6 millones de euros. Datos que se desprenden de la Memoria de la Administración Tributaria de 2020, última disponible en estos momentos.

Las casillas 105 y 106 permiten a los contribuyentes destinar el 0,7% de la cuota íntegra resultante de su declaración a los fines mencionados en el párrafo anterior. La Cuota Íntegra del IRPF en 2019 fue de 90,33 millardos de euros, por lo que la recaudación potencial de este apartado participativo de nuestro sistema de imposición personal sobre la renta ascendió ese año a unos 632 millones de euros. La recaudación efectiva, sin embargo, a pesar de que el 34,2% de las declaración no contenían una elección explicita de una de las casillas participativas, ascendió a 660,5 millones de euros.

La asignación a la Iglesia Católica va directamente asignada a esta, que la utiliza fundamentalmente para el funcionamiento de sus diócesis en España. Pero la asignación a actividades de interés social se canaliza mediante convocatorias a las entidades interesadas por parte de tres ministerios, el de Derechos Sociales y Agenda 2030, el de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el de Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Se podrían recaudar cientos de millones para destinarlos a programas y actividades orientadas al enraizamiento de personas y empresas, pequeños negocios y otras actividades en los territorios despoblados evitando el éxodo

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Si se crease la “Casilla 107” para la lucha contra la despoblación se podrían recaudar cientos de millones para destinarlos a programas y actividades orientadas al enraizamiento de personas y empresas, pequeños negocios y otras actividades (proyectos piloto, formación, movilidad, vivienda) en los territorios despoblados evitando el éxodo de agentes ya establecidos y atrayendo a nuevos pobladores, trabajadores y empresas.

Si bien, los recursos destinados por los propios contribuyentes a esta casilla se detraerían de los aportados hasta ahora a las casillas 105 y 106, esa sería la opción de los propios contribuyentes en un marco más amplio de participación ciudadana en los presupuestos. También podría pensarse en aumentar este umbral de participación tributaria, algo muy saludable que ya se practica ampliamente en los países avanzados en el marco de los “Presupuestos Participativos”.

Un 1% de la Cuota Íntegra del IRPF allegaría unos 1.000 millones de €, apenas un 0,2% de la base imponible del IRPF y ayudaría a crear un Fondo para la Repoblación de cierto interés, al que podrían sumarse recursos públicos y privados adicionales destinado a promotores de proyectos avanzados demostrativos en los ámbitos rurales despoblados.

La Casilla 107 del IRPF sería la expresión de la solidaridad de todos los contribuyentes españoles con los territorios despoblados. Las asignaciones, como ya sucede en la actualidad, no saldrían realmente de los bolsillos de los contribuyentes, ya que la no cumplimentación de las casillas 105 y 106 vigentes no aligera la factura fiscal de los contribuyentes, sino que las asignaciones correspondientes quedan a la plena disposición del fisco.

La lucha contra la despoblación por la vía de la fiscalidad diferenciada es solo una de las patas de un ataque integral contra el grave problema de la despoblación, que es, a la vez, un gigantesco fallo de mercado y una fuente de externalidades negativas por la desfuncionalización del territorio que perjudica a todos. Y tampoco cabe sacralizarla. Ni esta ni cualquiera otra de las vías posibles, como la vivienda, la conectividad, el acceso a los servicios esenciales, la movilidad o la energía. Todos estos frentes deben estar abiertos y comunicados entre sí.

La palanca fiscal para la repoblación está ahora arriba en la agenda enmarañada en la sobrepuja política de la aprobación de los presupuestos. Y no debe ser contaminada por la batalla política. Hay ya propuestas concretas del gobierno que son insuficientes y contradictorias, cuando no agraviosas para territorios que ameritan estos tratamientos y no están, sin embargo, en el visor de las propuestas actuales.

Sea, pero que, al menos, se hable de esto. Porque esto no ha hecho sino empezar. La Casilla 107 condensaría, en mi opinión, el imaginario popular en el esfuerzo y la concertación que son necesarios para lograr torcer el curso de la desertificación demográfica que afecta a la mitad del territorio español. La despoblación no viene sola y conviene enfrentar los enormes males que trae consigo.

(*) Dr. en Economía. Socio fundador de SIR S. L. Coordinador del Informe “Una Fiscalidad Diferencia para la Repoblación de los Territorios Despoblados”

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