La Opinión de Zamora

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Editorial azul

Las múltiples caras de la fiscalidad diferenciada para Zamora

ZAMORA. RAZONES PARA QUEDARNOS III SEMINARIO SAN ATILANO JOSE LUIS FERNANDEZ

El congreso “Razones para quedarnos”, organizado por LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA este pasado viernes, se ha erigido por tercer año en el foro de referencia donde se canalizan y contrastan ideas en la larga lucha con la despoblación.

Ideas, esta vez, que han permitido conocer que el camino hacia una verdadera fiscalidad diferenciada, a una discriminación positiva que permita a territorios situados en el vagón de cola, como Zamora, remontar posiciones en su frágil estatus sociolaboral, ni siquiera ha comenzado y va mucho más allá de las contestadas medidas relativas a costes sociales de las empresas que solo beneficiarán, de momento, a Soria, Teruel y Cuenca.

Un porcentaje de rebaja del 5% (que no de cinco puntos porcentuales) que, a juicio de los expertos participantes, no supondrá una revolución histórica para las tres provincias con densidad por debajo de los 12,5% habitantes por kilómetro cuadrado, siguiendo el criterio mantenido por la Unión Europea y que defiende el Gobierno central. Ese porcentaje está lejos de los que se aplican en los países nórdicos y que sí han conseguido atraer población a lugares en los que apenas había habitantes.

Ese es otro de los puntos a tener en cuenta: esas políticas de población aplicadas en otros países europeos no tienen ni pueden ser necesariamente las mismas que en el sur de la Unión, porque en el caso de España y más concretamente de Zamora, se trata de lugares que un día sí estuvieron habitados y que requieren una puesta al día exigente para convertirse en oferta atractiva a ojos de los nuevos pobladores.

No se trata de recuperar modelos ya desechados, nadie va a volver al arado, sino de adaptarnos a una transformación profunda que convierta territorios como Zamora en polos de atracción con otros muchos elementos

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Los habitantes que puedan llegar tendrán otras necesidades muy distintas de las que hemos conocido en el mundo rural que desaparece ante nuestros ojos también por evolución natural. No se trata de recuperar modelos ya desechados, nadie va a volver al arado, sino de adaptarnos a una transformación profunda que convierta territorios como Zamora en polos de atracción con otros muchos elementos además de movilidad, conectividad, servicios y calidad de vida.

La verdadera discriminación positiva engloba toda una serie de estímulos. Son tantas y variadas las condiciones necesarias para revertir el proceso que solo hay un camino y es el de la colaboración entre instituciones y sociedad civil: imprescindibles reformas urbanísticas para una política de vivienda atractiva, sobre todo a la vista de las colecciones de ruinas muchas veces sin propietario concreto esparcidas por pueblos e incluso ciudades de nuestro entorno; incentivos empresariales que atañen a otros impuestos como el de Sociedades y, sobre todo, una reforma en profundidad que armonice y agilice el entramado burocrático al que se enfrentan inversores y emprendedores de cualquier negocio, por pequeño que sea.

La primera conclusión, por tanto, es que la discriminación positiva depende de la acción concreta de todas y cada una de las administraciones. El panorama se complica aún más cuando se aborda desde un mosaico tan diverso y disperso como el territorio zamorano, dentro de la región más extensa de Europa, y en una España de autonomías con distintas velocidades de funcionamiento. Por ello, se hace imprescindible un estudio mucho más exhaustivo a la hora a de aplicar políticas de discriminación positiva. Porque Zamora ha quedado fuera por un mero efecto estadístico que se desploma, nunca mejor dicho, solo con acercar la lupa a las distintas comarcas de la provincia, sobre todo las situadas en La Raya. Ahí, la densidad queda a niveles de desierto demográfico.

El análisis, es complejo y la solución también, porque tendría que hacerse un tratamiento “adhoc” en cada una de esas zonas en peor situación. Hay medidas que servirían, sin embargo, para todos los territorios con problemas demográficos y uno de ellos es urgente e ineludible: la simplificación de trámites administrativos en aras de una agilidad imprescindible para poner en pie nuevos proyectos.

Sobre la mesa se expusieron otros ejemplos ya existentes sobre los que los políticos suelen pasar de puntillas porque levantan ampollas, como la excepcionalidad existente, por ejemplo, en la comunidad canaria. Pareciera que los territorios más pobres se hayan lanzado a la misma carrera de incentivos cuyo melón abrieron conciertos económicos como los suscritos en el País Vasco. Si ya resulta insolidario y patético el “dumping” fiscal del que se acusa a comunidades como Madrid, la competición entre los pobres como Zamora frente a Soria hace añicos esa cohesión territorial necesaria y a cuyo reparto se encomienda la Junta de Castilla y León.

El caso es que la renta de Zamora está, de nuevo, cuatro puntos alejada del 75% la media de renta europea que, un día, benefició a Castilla y León como receptora neta de fondos estructurales europeos. Y que sin cooperación y planificación resulta imposible salir adelante. En esa línea de colaboración se inscribe la propuesta planteada por el director de Caja Rural: un Plan Zamora, o unos planes Zamora si nos atenemos a la diversidad demográfica, capaces de poner en pie proyectos viables y que funcionan. La Escuela Internacional de Industrias Lácteas o la exitosa feria Fromago, ambos vinculados a Zamora 10 son buenos referentes para aquellos que esperan y que también dejaron oír su voz en el foro: los jóvenes que quieren vivir en su tierra.

Este último es un cambio de paradigma sobre la asentada idea de que en Zamora educamos a los hijos para que se vayan fuera y debemos aprovecharlo. Pero ¿acaso los escuchamos? El colectivo Jóvenes por Castilla y León presentó en 2020 una batería de 48 propuestas con más de 200 acciones a ejecutar cuyo debate con el colectivo está pendiente. Lo recordaron sus representantes en el foro que busca “Razones para quedarnos”. Pero las respuestas, como las soluciones, quedan en el capítulo del “debe”, todavía.

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