La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Logo carta de los lectores

Empatía y educación

Alumnos de primaria reciben nociones ajedrez Cedida

La más elemental de las condiciones para convivir exige el ponerse en el lugar de los demás, del interlocutor, del compañero, del amigo, del familiar, etc., es decir, colocándonos en la piel de nuestros semejantes conseguiremos entenderlos, comprenderlos, respetarlos, colaborar con ellos, ayudarlos, etc., lo que conllevará una mayor armonía en las relaciones personales, un mejor ambiente laboral, una óptima productividad laboral, una mayor cohesión familiar, un mayor disfrute de las relaciones personales. O sea, empatía entre los “unos y los otros”.

Cabe preguntarse, reflexionar, analizar, etc., si la situación actual entre los humanos, especialmente los que se consideran, con escaso o nulo fundamento, los “más guapos, los más listos, los más santones”, si esas características que debieran configurar el proceder humano en una sociedad que dice ser ilustrada, solidaria, progresista, aventajada en “no sé qué”; pero la “cuestión” es que el pensar “calienta el coco”, además de poner en evidencia las limitaciones del ser humano, su escasísimo interés en superarse en tantos aspectos de los que escasea, etc., de ahí la famosa expresión, especialmente en las relaciones afectivas, cuando una de las partes tiene nulo interés por la otra, de “esto es lo que hay”, toma castaña¡ que decimos en mi pueblo. Como en todo grave problema, hay que acudir a la raíz de tales comportamientos y actitudes para tratar de entenderlos y, subsiguientemente, “por quien corresponda”, aportar soluciones para obviar problemáticas que menoscaban la felicidad, el desarrollo laboral, el entendimiento humano.

Salvo mejor opinión fundamentada en la experiencia vital, en la observación, en la evidencia, en los estudios científicos, etc., es la educación, que es la “madre” y la “condición sine qua non” para evitar comportamientos incívicos, para potenciar las capacidades humanas, para concienciar a las gentes del recto, riguroso y exigente proceder respecto a la sociedad que tanto necesita del buen hacer de todos sin excepción. Por lo tanto, es la escuela y el hogar, principalmente, donde se deben de inculcar las ideas, el interés, la necesidad, la conveniencia, etc., de ser ejemplares personas, es decir, modélicos ciudadanos, laboriosos trabajadores, profesionales concienzudos, empresarios respetuosos, emprendedores e innovadores, estudiosos comprometidos con la ciencia, empleados públicos, políticos y sindicalistas, servidores objetivos de la ciudadanía...

Nos cuestionamos si los progenitores saben y son conscientes de las responsabilidades que debieran asumir al concebir a sus retoños

decoration

Y nos cuestionamos si los progenitores saben y son conscientes de las responsabilidades que debieran asumir al concebir a sus retoños; si los que eligen libremente seguir los estudios de Magisterio lo hacen por vocación, o por la supuesta facilidad de sus enseñanzas, o ; si tienen las actitudes y aptitudes que exige el desempeño mínimamente digno de tan elevada misión, al condicionar la personalidad de hijos y alumnos y, subsiguientemente, su desenvolvimiento vital a lo largo de su existencia, como pueden ser los ámbitos profesionales, tan configuradores de su bienestar material y espiritual en el futuro, además de contribuir a lograr la plenitud de servicio a la sociedad.

Madurez, auto exigencia, afán de superación, conocimiento, y actuación en consecuencia, de las limitaciones personales; rigor en la fijación de las “notas de corte” para la entrada en los estudios universitarios de Magisterio, que debieran ser similares a las de “Técnicas”, y, consecuentemente, con las contrapartidas, materiales y no materiales, que debieran obtener los mejores, al contribuir con sus saberes, profesionalidad y vocación, a moldear a mejores ciudadanos “del día de mañana”. Es la mejor política, la mejor inversión.

Marcelino de Zamora

Compartir el artículo

stats