Pensar bien para sentirse bien.

No deja de ser una reflexión o pregunta que todos nos hemos hecho, seguramente, en varias ocasiones. La respuesta es personal. Honestamente creo que, para ello hemos de revisar todo lo que hemos dado por sentado, simplemente porque así se nos inculcó de niños.

Hay temas sobre los que creo, es conveniente hacer una profunda reflexión sobre alguno de los aspectos más importantes de nuestra vida que, se refieren a creencias religiosas, aspectos políticos, sociales, económicos que, tal vez, por ambiente familiar, educacional, laboral, profesional, hemos dado por sentados porque así se nos transmitió y hemos aceptado, sin mayores preguntas al respecto.

Créanme que la vida, a veces, transcurre sin más, y no nos paramos a interrogarnos sobre aspectos fundamentales de la misma y damos por bueno que las cosas son así, porque sí, porque así nos las inculcaron, así fuimos educados y así hemos vivido.

Creo que es conveniente hacer una parada en el camino y hacerse la pregunta: Yo, ¿para qué vivo?

Los años van pasando, siempre super atareados y con mil y una preocupaciones que, no nos permiten pensar en nuestra propia vida, analizar el porqué de nuestro vivir y si nuestra vida tiene sentido o bien, solamente está marcada por la rutina diaria, por el trabajo, el deseo de éxito, la consecución de bienes materiales y todo ello, tal vez, va generando una vacío espiritual y afectivo, en definitiva, falta de comunicación familiar, social, laboral, de amistad, porque todos decimos estar muy ocupados, pero, en el fondo faltos de comunicación personal.

Es opinión generalizada, que todos vivimos para ser felices, para sentirnos bien. La felicidad es la máxima aspiración de todo ser humano.

Al comienzo de la presente columna ponía una frase muy breve, pero con mucho contenido: “Pensar bien para sentirse bien”.

El pensamiento es fundamental para analizar nuestra percepción, nuestra situación, nuestro estado de ánimo, en definitiva, nuestro estado anímico en general.

Hemos de pensar bien de las personas de nuestro entorno, y lógicamente, también de nosotros mismos.

Si pensamos bien de nosotros mismos, seguro que nos sentimos bien.

Es de señalar que, tal vez, hemos experimentado, en multitud de ocasiones, que cuando somos optimistas, positivos, vemos la realidad de otra forma, nos sentimos mejor, nos sentimos bien.

Hemos de aprender a sentirnos bien y procurar alejar de nuestra mente los pensamientos negativos y tratar de estar bien siempre, así seguro que nuestra vida tiene sentido y procuramos ser felices.

Lo importante es saber, ¿dónde está la felicidad?

Piensa en el nuevo día, en el encuentro con los amigos, con las buenas compañías, en definitiva, en esas pequeñas cosas, en esos pequeños detalles del día a día, que nos hacen grandes y felices.

Todos sabemos que, son esas pequeñas cosas las que nos mueven e invitan a vivir y a salir de ser uno más del montón.

Sé tú mismo y procura ser feliz. Si te lo propones y luchas, seguro que lo consigues, al menos inténtalo ¡Arriba los corazones!

Pedro Bécares de Lera