La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Carmen Ferreras

Pasión por el Carmelo

No sé por qué cuando se habla con una monja siempre se acaba preguntando lo mismo

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Todavía me escuece en los adentros la pérdida del convento de monjas carmelitas de Zamora. Como me escuece y me duele la marcha de las Siervas de María, las Ministras de los Enfermos que tanto impresionaron al entonces ministros de Defensa, José Bono, cuando se las presenté en un viaje a Zamora para participar en el Club de La Opinión. O el cenobio de las Concepcionistas de las que también guardo un grato recuerdo y anécdotas la mar de divertidas. Mi pasión por los palomarcicos me viene de antiguo.

Con el Carmelo siempre me unió una pasión, una devoción y un cariño que se materilizaba en tantas visitas como pude realizar, fundamentalmente en la persona de Madre María Isabel de la Santísima Trinidad. Viene esto a colación tras leer atentamente la entrevista realizada por nuestro periódico a la carmelita Sor Elsa Campa, quien, en enero de 2021, fue designada por el Papa Francisco consultora del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

En la foto que ilustra la página se ve a una monja sonriente que tiene carita de buena persona. Una monja de vocación temprana entregada de por vida a la causa del amor a Dios. Un amor que, por cierto, a diferencia del otro que nos profesamos fuera de las paredes conventuales, no se acaba, porque su vocación es asunto del corazón como la misma hermana reconoce.

No sé por qué cuando se habla con una monja siempre se acaba preguntando lo mismo ¿por qué siguen sin poder acceder al sacerdocio? Afortunadamente, Pedro Sánchez no es el Papa porque de otra forma ya habría pactado con Bildu y los separatistas catalanes, con la inestimable ayuda de Irene Montero y sus igualdades, para darle un giro drástico al asunto. Que manía la de estar todo el santo día clamando por la presencia de la mujer en el sacerdocio. En la Grecia y la Roma antiguas, las vestales permanecían en complejos situados en el foro. Siempre ha sido así.

Además, Dios nos libre. No pongo la mano en el fuego por nadie. La tengo abrasada. Dudo que ocurra en las clausuras, pero en los colegios y otras comunidades de religiosas, el demonio en forma de envidia habita entre sus paredes haciendo de las suyas, que son vergonzosas. Porque las víctimas de esas rivalidades absurdas que algunas crean incluso ficticiamente, son las grandes paganas a las que ni madres Provinciales ni madres Generales escuchan como sería de recibo y de justicia. Como para confiarles un secreto de confesión.

No creo que la modernización de la Iglesias Católica pase precisamente por ese detalle.

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