La Opinión de Zamora

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Cristina García Casado.

Los telares de Cris

Cristina García Casado

Contra el odio

Si vamos a pasar parte de nuestra vida en el entorno digital, hay que crear normas que lo hagan habitable

Archivo - Logo de Twitter. LOZ

Comentan que esta ha sido una semana especialmente desagradable en Twitter y se preguntan si es burbuja o reflejo de lo que hay fuera. Como si las personas que vomitan odio en una red social no fueran a comer a casa de sus padres los domingos, no educaran hijos, no fueran, quizás alguno, cirujano, jefe de departamento o agente en horas servicio.

No suele ser fácil saberlo. Hay una proporción bastante exacta entre el odio que suelta una persona en las redes sociales y su ausencia de fotografía, de descripción, de seguidores. Quiero decir, de vergüenza. Son muy valientes para odiar haciendo la tremenda cobardía de hacerlo escondidos. Otros sí dan la cara, han hecho de eso su oficio.

Nada como el odio mueve ese dios moderno que es el algoritmo. Las redes premian el enfrentamiento y fallan casi siempre a la hora de frenar el acoso. Las personas que acosan, dentro y fuera de las redes, tienden a ser incansables. Pero en las redes es tan fácil, tan rápido, tan sin consecuencias para el que lo hace.

Si vamos a pasar parte de nuestra vida en el entorno digital, hay que crear normas que lo hagan habitable. La nueva ley de Libertad Sexual incorpora una respuesta penal a la violencia digital, que incluye la extorsión con imágenes íntimas. La misma que aparece en al menos tres series españolas disponibles ahora en Netflix: “Intimidad”, “El desorden que dejas” y “Alba”. Si alguna vez a alguien se le ha pasado por la cabeza despreciar las protestas históricas y presentes de las mujeres, le recomiendo que las vea, seguidas.

En todas aparecen elementos de un paisaje demasiado reconocible: pintadas con la palabra “puta”, chantaje con vídeos privados, droga en una copa desatendida, que alguien te agarre la cintura antes de que sepas ni qué cara tiene. Mensajes anónimos, miedo si hay pasos o un coche detrás de ti, la duda constante sobre tu palabra.

Sí, el mundo de tres dimensiones ha sido siempre tremenda pesadilla para la mujer y el de dos no se queda atrás. A veces me cuentan de adolescentes y niños que ya tienen metida la semilla que lo pudre todo. Me hablan de los tiktokeros machistas que son sus ídolos y yo rezo por la extinción de internet antes de que mi hijo llegue a esa edad. Y solo ahí está la esperanza posible: en criar nuevas generaciones que vayan dejando este estercolero atrás. Me gustaría ser optimista pero no tengo datos que lo sostengan. Solo siento un miedo tan enorme como la responsabilidad de educar a un niño indemne de todo esto.

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